sábado, 28 de enero de 2017

The Beatles - Twist And Shout ( subtitulado )



John Lennon “el iconoclasta”.

En su actuación en el “Royal Variety Show” de 1963, John introdujo esta canción diciendo: "La gente en los asientos más baratos aplaudirá con las manos", el resto de ustedes puede hacer sonar sus joyas ", refiriéndose a la audiencia de dinero que asistía, entre ella, la reina de Inglaterra, lo que estableció la reputación de" atrevido" de John Lennon. Lo que la gente no sabía es que John le dijo a los otros Beatles la noche anterior que iba a decir a la realeza en la audiencia que "hicieran sonar su joyería de porquería". Paul, George y Ringo contuvieron el aliento cuando John introdujo esta canción, pero se sintieron aliviados cuando John usó una versión más formal.

jueves, 26 de enero de 2017

Capri c'est fini Subtitulada en castellano




Herve Vilard
Hijo de una humilde vendedora de violetas y partituras de nombre Blanche (originaria de Dordogne) y que trabajaba a las afueras del Théâtre des Variétés, René Paul Hervé Villard nació en París el 24 de julio de 1946, dentro de un taxi que se dirigía hacia el Hospital Saint Antoine. A raíz de la denuncia de una vecina, le es retirada la custodia a su madre bajo orden judicial y es enviado, a la edad de seis años, al orfanato Saint Vincent de Paul, ubicado en París, donde separado de su familia intentaría escaparse varias veces.
Conocería así a siete familias que le brindarían refugio y apoyo —guardó gratas memorias de su primera «madre adoptiva»—; sin embargo es a la escasa edad de 11 años cuando en 1957 conoce a quien sería su padre espiritual: el Abad Angrand, cura del condado de Berry (tierra natal de George Sand). La influencia del Abad en René será decisiva en el futuro del cantante, dado la esmerada educación que le otorga además del alto sentido humano y espiritual que logra imbuir en él —Angrand le insiste rezar siempre por su madre—. A los trece años Hervé logra obtener su certificado de estudios. Pero a los 14 decide que la música es su futuro —fue un apasionado radioescucha—. A pesar de ello, el Abad diría:
“Lo quise como nunca quise a algún niño del mundo y lo vi crecer.Tenía una sonrisa encantadora y no sé por qué siempre venía a mí buscando quizá consuelo y ánimo”.
Aconsejado por Angrand, Hervé sale a París en busca de empleo, que consiguió en un bar. Conoció a Daniel Cordier quien también ejerce influencia en el camino que ha iniciado. Trabajó también como vendedor de discos. No es sino hacia mediados de los sesenta que conoce personalmente a la gran cantante Dalida quien lo amadrina y lo lleva de la mano a convertirse en estrella de la música francesa. Al mismo tiempo adopta el nombre artístico con que se le conoció.
En 1967 confesó públicamente su homosexualidad, convirtiéndose en el primer artista francés en hacer pública dicha orientación sexual.
«Capri c'est fini»
Vagando por el metro de París, Herve se encontró con un póster publicitario de Capri, que lo inspiró para escribir su canción inmortal. Rápidamente el tema logró colocarse en las listas de popularidad de Francia, partiendo posteriormente en gira artística al lado de Salvatore Adamo. Ya para 1966 la canción rebasó las fronteras del idioma y se convierte en un hit internacional, junto con el tema «Aline» de su coterráneo el cantante Christophe. El éxito lo lleva a México y a Río de Janeiro (allí conoce al gigante francés Maurice Chevalier en 1968). Durante este tiempo aprende y perfecciona su español, llegando a grabar cerca de 33 LP que lo consagran en el mundo de la música hispanoparlante.
El reencuentro con su madre
Herve es ya un consagrado cantante transcurridos 20 años. Debido al interés particular de un periodista, Jean Dolí, quien al conocer su historia, se dio a la tarea de localizar a la madre de Vilard. Todo el equipo del diario France Dimanche organizó el encuentro, efectuándose después de una gira por Verdún. Vivió cuatro años con ella, no logrando establecer un vínculo firme; sin embargo siempre se mantuvo pendiente de ella. Blanche finalmente moriría en 1981.

https://es.wikipedia.org/wiki/Herv%C3%A9_Vilard


Cecilia XVIII


En sueños todo puede pasar, hasta que los elefantes vuelen. Pero no con mis sueños con Cecilia. Eran como una vida normal, totalmente normal o… casi.
Un día estábamos en una fiesta con unos amigos, entre ellos estaba el que iba a ser su esposo. No es que lo hayamos invitado, es que las cosas que habitan en nuestra mente se materializan en nuestros sueños. Así que allí estaba, conversando afanosamente con Ceci. Y era fastidiosamente empalagoso, "que estudio esto, que hago esto, que tengo aquello". Cansado de su parloteo le pregunto a Ceci mentalmente
-¿Porque no nos vamos de aquí?
Estaba sentada en un sofá en medio de una amiga y el fastidioso ese. Yo estaba frente a ella, sentado en un puf, mirándola embobado, como vestía, como movía las manos al hablar, el rumbo de sus ojos y las muecas de su rostro. Para irme de allí bastaba con hacerme humo instantáneamente pero no solo, sino con Cecilia. Le pregunto
-¿Te molesta mucho?
-Me estaba preguntando como me enamoré de este. Contestó.
-Ahora ya lo sabes, vámonos.
La lleve a la playa, pero no al espacio exterior donde fuimos un día, sino a la playa del León dormido. Me imaginé esa playa porque había ido muchas veces de niño. Me gustaba el boquerón que el mar había cavado en una montaña que se había atrevido a aproximarse mucho al mar. Las olas lo golpeaban incesantemente y al entrar al boquerón el mar rugía en su interior y su rugido se escuchaba en toda la playa. Caminamos por la orilla, íbamos de pantalones cortos, sandalias y camisetas.
-Hagamos un castillo. Le propuse.
Y arrodillada comenzó a escarbar la arena con sus manos. Me decía que cada vez que iba a la playa trataba de construir un castillo de arena pero el mar siempre la vencía.
-Esta vez será diferente. Me dijo

Pero yo ya veía algo diferente. Sin pensar, mis ojos se habían detenido a mirar las piernas desnudas de Cecilia. Flexionadas por estar de rodillas, las vi bonitas, bien formadas y bronceadas. Al salir de mi asombro, me dije que Cecilia seguramente había leído mis pensamientos. No es que todos mis pensamientos los pueda leer, tiene que dirigir su atención para hacerlo, como mover una antena para captar lo que pasa por mi mente. Esperaba que no. No sabía cómo ella podía haberlo tomado. No, no había pasado nada entre nosotros, más que andar tomados de la mano y algún abrazo. Yo no tenía ninguna otra intención. Me deleitaba viéndola, saborear su presencia, sentirla cerca. ¿Qué más podía pedir un hombre enamorado? Y es que estaba enamorado y solo pensamientos románticos reinaban mi corazón. Pero prácticamente la estaba tocando con mis ojos. Pero no, aun no se presentaba el deseo. ¿Acaso hace falta? Pero, ¿y si en ella anidó ya el deseo y yo me estoy quedando rezagado? ¿Cómo poder saberlo? No quiero imaginar que algún día me cante “Palabras, palabras” de Silvana de Lorenzo. ¡Uyy caray! me di cuenta ¡Esa canción ya antes me la habían cantado!

domingo, 22 de enero de 2017

Cyndi Lauper - Time After Time (Subtítulos español)


Cyndi Lauper y su coguionista Rob Hyman se basaron en sus propias relaciones íntimas para escribir la letra de esta canción. Fue la primera canción que escribieron juntos. No se conocían muy bien, lo que quizá les ayudó a abrirse el uno al otro. “En ese momento, los dos estaban atravesando por rompimiento de relaciones personales. Hyman dijo: "Es casi una de esas cosas en las que puedes abrirte a un desconocido o a un conocido más casual que a un amigo íntimo o a un familiar. A veces conoces a alguien en una fiesta y empiezas a decir cosas de ti mismo que quizá no dirías ni aun más íntimo”.

Cuando un creador publica una canción, un poema, un cuento o una novela ya no le pertenece, así declare cuál fue el motivo por la que la realizó. Después de publicarla, pertenece a la interpretación personal del lector u oyente.


Cecilia XVII


-Tenía que serte sincera Mariana. Me sentía mal el estar engañándote.
-Aprecio tu sinceridad y nada puede cambiar la estima que siento por ti. Pero quisiera que me ayudes a entender en toda su extensión la problemática que envuelve tu relación conyugal. Tú dices que lograste cambiar sustancialmente todo para mejor y que volvieron a llevarse muy bien.
-Es verdad. Tu ayuda sirvió para restablecer la armonía en mi matrimonio pero algo en mí se había fracturado y ya no puedo pegarlo.
-¿Qué fue?
-Cosas tangenciales que no se referían directamente a mí sino a mi familia. Mi esposo nunca ha tenido un buen concepto de mis hermanos y no pierde la oportunidad de criticarlos negativamente. Es cierto que ellos comenten errores constantemente y no han obrado en la vida como se esperaba. Y es verdad, por errores de ellos mismos. Pero mi esposo es muy duro juzgándolos a ellos y a sus familias. Poco puedo hacer para defenderlos pues mi esposo no pierde la oportunidad de hacérmelos saber. No los considera, por ello no alienta que vaya yo y mis hijos a visitarlos. Por ello vivo distantes de mi familia, tengo que hacer malabares para ir a sus cumpleaños o a cualquier reunión que tengan.
-¿Hay algo más que te mortifica?
-De hecho, su trato ha cambiado y respeta mis opiniones. Pero no deja de criticarme por algún inesperado error que cometo. Por ejemplo si olvido de pagar una cuenta me lo hace ver o si deje la luz de la cocina encendida y se quedó toda la noche también. Sé que es mi culpa pero me agobia que me lo recuerde.
-Tal parece que has desarrollado una suerte de resentimiento hacia tu esposo por como es él, por su forma de ser, por su carácter que no conjuga con el tuyo.
- He tratado de racionalizar nuestras diferencias y entenderlas y aceptarlas pero eso me causa una constante angustia e inseguridad.
-¿Has vuelto a tener vida íntima con tu esposo?

-Si. Pero no ha llegado a recuperar el sentimiento fuerte que le tenía. Nuestra relación se ha quedado en la superficie. Mis sentimientos se han agriado. Le tengo cariño pero la verdad es que ya no siento amor por él.

miércoles, 4 de enero de 2017

Cecilia XVI



Una noche andaba en mis sueños por un amplio boulevard que tenía jardines con flores multicolores a cada lado de la vía. Artesanos de diversos países estaban instalados a lo largo del paseo. Había blusas con motivos florales, ponchos y bufandas de Otavalo; de Colombia se exhibía cestería. Panamá mostraba sus molas  Argentina estaba representada por su talabartería. El clima estaba agradable, fresco y soleado. Paseaba tranquilo y seguía recorriendo los demás puestos, disfrutando del día primaveral… cuando apareció Cecilia. Mi corazón dio un brinco. Ni soñando en sueños me hubiera imaginado verla.  Y estaba allí, caminando hacia mí. La vi linda, muy linda, más linda que nunca. ¿Por qué? Me pregunté. ¡Ya sé! Era porque sonreía. Vestía un jean gastado y una blusa de un amarillo canario. Y algo inusual, su cabello lo llevaba suelto sobre sus hombros. Asimismo, siempre identifiqué el color amarillo con alegría, con inteligencia. Era indudable que así Cecilia deseaba mostrarse ante mí.
-Hola Cecilia.
Le sonreí. No quería decir nada que estropeara este mágico momento.
-Hola- Me respondió y antes que pudiera replicar a su saludo dijo:
-Quiero hacer las paces contigo.
-Cecilia, nunca nos hemos enemistados – Le dije.
-Lo sé. Pero sé que me has estado buscando por todas partes y por muchos años. Y yo me negué a que me veas. Pero ya no me voy a esconder de ti.
-Te busqué porque ya no podía vivir sin ti, sin saber de ti, sin verte, al menos en mis sueños.
-Yo también quería verte. Me resistía a hacerlo pero más pudieron mis sentimientos. Pero también porque comprendí que mi espíritu no pertenece a la realidad sino a los sueños. Y aquí estoy.
En ese instante sentí un impulso y la abracé y Cecilia me abrazó. Otra vez pude reconocer con mis manos su talle, su torso y su aroma y el roce de su cabello en mi rostro. Me estremecí un instante y luego me colmó un sosiego. Nos soltamos y empezamos a caminar por el boulevard tomados de la mano. De pronto con una sonrisa (Dios, como amo esa sonrisa) Cecilia tuvo una idea. Se paró frente a mí, como retándome y dijo:
-¿Qué tal si empezamos todo de nuevo?
No titubeé.
-Fantástico - Le dije.
Volvimos a ser chicos de nuevo y regresamos a la fiesta cuando nos conocimos por primera vez. Era Febrero y en una fiesta de carnaval nos vimos. Cecilia llevaba un vestido blanco estampado, hasta media rodilla con unos zapatitos bajitos. La saque a bailar apenas escuché Aubrey. Tomé su mano y bailamos en el centro del salón. Aspiré su perfume de nuevo al abrazar a ese ser encantador ¡Qué lindo se sentía estar cerca de un amor tanto tiempo anhelado! Y ahora si le hablé.
-Mi siento feliz de bailar contigo y de sentirte tan cerca.
-Yo también me siento contenta.
Terminando la canción le pregunté si le gustaría pasear por el parque.
-Ya pues.
Y súbitamente estábamos andando por la explanada del Parque Guell. Parecía un parque para niños, con casas de colores, como de cuentos de hadas. Nos sentamos en una banca ondulada que semejaba una serpiente agigantada. Y nada más se me ocurrió que comiéramos algodón. Y le pedimos dos a un vendedor y nos fuimos andando, comiendo algodón de azúcar con forma de una flor.




domingo, 1 de enero de 2017

Cecilia XV


Cecilia puso fe n la esperanza de que su matrimonio podía superar todos los problemas. El ofrecimiento de ayudarla de parte de Mariana apareció en un momento que ya había perdido la confianza de que alguna vez tendría un matrimonio feliz, como lo había soñado. Es verdad que no tenía el coraje de romper su matrimonio pero se había resignado a mantenerlo por el bien de sus hijos y, tenía que admitirlo, también el de ella. ¿Qué podía hacer sola? Siempre había dependido de una figura masculina, primero su padre y ahora su marido. Claro que su familia siempre le había prometido ayudarla si tuviera algún problema pero sentía que cualquier ayuda no le haría sentir segura. Ya había asumida una actitud derrotista en la convivencia con su esposo.  Casi ya no le hablaba. El silencio se había convertido en un arma ofensiva con la cual derrotaba a su esposo en cualquier discusión que tenían. También lo insultaba mentalmente cada vez que su esposo le decía algo que no le agradable, “idiota”, “estúpido”  se podía escucharle decir si tuviéramos un oído fantásticamente agudo. Caricias y mimos de parte de él no las extrañaba porque nunca las tuvo como debería y como quería. Y con respecto al sexo, Cecilia había accionado el interruptor de apagado en su vida íntima, sin ningún apremio y sin ningún lamento. Pero en su infelicidad se había empezado a preguntar que hubiera sido si se hubiera casado con aquel chico que conoció una vez en una fiesta.
Por eso acudió a la casa de su amiga con mucha ilusión de que la salvara de los nuevos pensamientos que afloraban en su cabeza.
-¿Le explicaste a tu esposo la importancia de que vengan juntos a la terapia?
-Le volví a insistir para que viniera pero se negó. Dice que el problema de nuestro matrimonio es de los dos y que solo los dos podemos resolverlo.
-No importa. Es bueno empezar con lo que hay. Tú ya has definido los retos que debes de superar. Lo primero será establecer el respeto que como personas todos nos merecemos.
-Lo he hablado muchas veces.
-Seguramente. Pero muchas veces pensamos que porque nos asiste la razón nuestro interlocutor tiene que entenderla y aceptarla. Otras veces exigimos lo justo en medio de una discusión acalorada. Ahora debes de exponerlo de una manera diferente.
-Me exaspera que no me comprenda.
-Vence ese sentimiento y busca un momento apacible para conversar. Empieza hablando de lo positivo que han tenido hasta ahora y la necesidad de cambios para continuar lo bueno de su matrimonio.
-Lo bueno ha sido muy poco.
-Lo sientes así pero seguro que ha habido mucho más de lo que tú crees. No va ser fácil. Una parte de ti está totalmente desilusionada y la otra lucha por seguir. El compromiso es tuyo y al final debes decir a cual parte apoyar.
-Perdóname por mi desesperanza.
-Animo Cecilia y reconfórtate el pensar en la felicidad que tu esfuerzo dará a tu familia.
Es muy tarde amiga, las fuerzas ya no me alcanzan para seguir más. Si, hablé con mi esposo y nos llevamos mucho mejor. Me muestra consideración y respeto que tanto exigí. Escucha mis ideas y toma en cuenta mi opinión. A la vista todo ha sido para bien y volvimos a conformar una familia feliz. Pero es aparencial. Porque ya no tengo una ilusión. He dejado de querer a mi esposo y le miento diciéndole que aún lo amo. Ya no puedo volver atrás.
Lamento Mariana que a ti también te tenga que engañar.