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domingo, 30 de abril de 2017
viernes, 28 de abril de 2017
Angel en la tierra
El poder establece patrones de conducta que debemos cumplir que cercenan
mucha de nuestra voluntad de vivir.
jueves, 27 de abril de 2017
Quizas si quizas no - Sabu
Héctor Jorge Ruiz, conocido con el nombre artístico de
Sabú nació en Buenos Aires, el 12 de septiembre de 1950. Fue un famoso cantante
y actor argentino.
Grabó más de 15 discos; registró más de 200 canciones;
tuvo 27 discos de oro y 7 de platino; cantó en 6 idiomas: español, francés,
inglés, italiano, japonés y portugués.
En su juventud tuvo que vender periódicos y lustrar
zapatos para mantenerse.
Trabajaba como modelo con el sobrenombre de Giorgio
cuando le ofrecen un contrato como cantante pero le exigieron que cambie de
nombre. Por su parecido físico con el actor Sabú (actor indio que en los años
cuarenta protagonizó películas como El ladrón de Bagdad y El libro de la
selva), Ruiz adoptó su nombre.
Su canciones más conocidas fueron “Es el amor de
verdad”, “Mon amour, me bien, ma femme”, “He tratado de olvidarte”, Quizás sí,
quizás no”, etc.
Murió en la Ciudad de México, el 16 de octubre de 2005
de cáncer al pulmón.
“Quizás sí, quizás no” refleja la profunda e intensa
vena creativa de Sabú. Con la letra de esta canción el autor deja el
convencionalismo de lo que debe de ser un sentimiento de amor. Generalmente la psicología
aconseja tener un límite en la entrega amorosa, tener un cierto orgullo y el
reconocer que no se es querido por quien se ha confiado el corazón. Todas esas
palabras racionales y formales son muy positivas y convenientes. Pero en
la vida real todo este discurso no vale, no se da. Muchas veces la gente real
tiene un amor tormentoso, de desengaños, de desamores, de olvidos, de
desconsideraciones y traiciones. Muchas veces en las relaciones sentimentales
casi siempre se entrega más de lo debido, se deja de querer a uno mismo para querer
más a otra persona, se abandona la razón y se abraza la locura. Todo esto en
aras del amor. Así es la vida de los simples mortales y no de los colosos
humanos que aman con límites y restricciones, cuidándose de no sufrir, sin
darse cuenta que el sufrimiento es parte esencial del vivir.
Cecilia XXIX
Una noche esperaba a Cecilia pero no llegó. Entonces me
quedé dormido y soñé.
Soñé que iba a la casa de Cecilia a visitarla. Seguramente tuve ese sueño
por la preocupación que sentía porque no llegaba.
La casa lucía lúgubre y tenebrosa.
Al entrar, se mostraba oscura hasta que vi a Cecilia en un cuarto más
iluminado. Lo extraño es que las paredes del dormitorio eran de vidrio y
Cecilia estaba dentro, encerrada. Yo podía verla, pero ella no a mí. Le hablaba
pero tampoco me escuchaba. Luego me vi con su esposo andando por las calles de
una ciudad solitaria, sin gente. Había jardines y estatuas estaban a la vera de
camino, con formas de mausoleos. No hablábamos, solo caminábamos. Llegué a imaginarme que estaba en Pompeya, la ciudad
sepultada por ceniza volcánica.
Pensé en darle un significado a mi sueño. Cecilia encerrada en una habitación de vidrio
podría significar lo evidente, nunca nos veremos ni hablaremos en la vida real.
Pero la segunda parte del sueño me pareció enigmático y misterioso. Encierra un
mensaje que no logro descifrar.
Aún estoy tratando de encontrarle un significado pues creo que debe de
tener uno…
*****
martes, 25 de abril de 2017
LEONARDO FAVIO - ding dong, son las cosas del amor ( Vivo).
Leonardo Favio
fue conocido por la mayoría de los jóvenes latinoamericanos como cantante y
compositor pero en Argentina, su tierra, es considerado como el más importante director
de cine de todos los tiempos.
Leonardo fue uno
de los precursores de la balada romántica latinoamericana. Son famosas sus
canciones como “Fuiste mía un verano”, “Ella ya me olvido”, “Ni el clavel ni la
rosa” y muchas más.
Fue famosa también
la canción “Ding dong son las cosas del amor” donde canta con Carola Leyton, su
musa y su segunda esposa, quien lo acompaño hasta su muerte de neumonía en
noviembre del 2012. Carola Leyton murió en el 2015.
La característica
más notable de sus composiciones es que combinaba apropiadamente la melodía de
sus canciones con las sentimentales letras de amor de la mayoría de sus composiciones.
Sabía también describir con naturalidad los eventos simples de la vida diaria dotándolos
de un expresionismo poético.
Es simpático ver
el video de la canción, que nos trae el recuerdo de como tomábamos el amor en
los sesenta. En el video podemos ver los rostros de jóvenes varones de ese
tiempo, extasiados y ruborizados de ver el enamoramiento de Leonardo Favio por
Carola y a las chicas embelesadas y sonrojadas, en un estado de ensoñación.
Quedamos
agradecidos eternamente por los bellos recuerdos que Leonardo Favio forjó en nuestros corazones.
*****
Arrastre
-A ver
Charango, ¿qué costumbres practican en tu tierra? - Preguntó Chara
al cabo de una conversación que teníamos sobre
la sexualidad en la cultura indígena.
Chullo
reclamó que nosotros habíamos inventado el amor libre y la convivencia antes que
los gringos.
-¡Nosotros teníamos
servinacuy!
-Es cierto
Chullo, antes de la conquista española la sexualidad en la vida era libre,
aceptada como una práctica natural, sin la estigma del pecado –Comento Chara.
-¿Cómo pudieron
reproducir escenas tan variadas y sensuales en su cerámicas? –Preguntó Palomino,
el ayacuchano.
-¿Cómo crees
que los mochicas y chimúes grabaron sus huacos eróticos? ¿Tú crees que paraban “sapeando”
a las parejas cuando estaban teniendo sus relaciones sexuales? –Esgrimió Chullo.
-Cierto,
porque ¿cómo crees Palomino que pudieron reproducirlas en las cerámicas si es
que no eran visibles y conocibles? –Siguió opinando Chara.
Chara
contaba que los jóvenes se conocían en las fiestas de la cosecha y recolección
y en esos jolgorios se iniciaban en las relaciones sentimentales y sexuales.
Estas experiencias se facilitaban por el empleo de técnicas y conocimientos
para evitar el embarazo.
-¡No usábamos
condón ni píldoras! –exclamaba Chullo
-Es cierto,
la vida sexual en el Perú era más sana que la que trajeron los españoles. No veían
las prácticas, como la sodomía, como pecado, tampoco el travestismo, ni la
homosexualidad.
-Chara, se
ve que eres experto en el tema de la sexualidad en el mundo andino – Opinó Palomino.
-Fíjate
bien, los huacos eróticos eran el reflejo de que las prácticas sexuales eran
comunes en su diversidad y variaciones.
-Hasta que
vinieron los españoles con su doctrina del infierno donde se quemarían los que
cometieran esas prácticas –Sentenció Chullo.
-¿Ustedes
saben que es… el arrastre? –Preguntó Charango, titubeando.
-¡No! –
dijeron todos
-Les contaré. Cuando
vivía en Juli nos reuníamos un grupo de amigos para hacer “arrastre”. Después
clases y hacer las tareas, nos juntábamos un grupo en la calle y conversábamos,
de cualquier cosa, hasta que uno se le ocurría algo y preguntaba ¿vamos
hacer arrastre?
Y todos respondían,
¡ya pues! Así que, a eso de las siete de la noche, cuando estaba oscuro, salíamos
a recorrer las calles más que todo alejadas. Andando nos topamos con lo que buscábamos.
Era una chola, de polleras azules, su manto de lana y su sombrero de paño. Al
verla, le caímos encima y a la voz de “!arrastre, arrastre! la llevamos a unos
matorrales. La chola pateaba y se defendía como podía, pero nosotros éramos
cinco. Al final, la agarramos bien y cada uno se subió encima y luego nos
fuimos corriendo.
Al día
siguiente, estábamos en el colegio, en la clase de matemáticas cuando entró el
director con la chola con la que hicimos el arrastre.
-¡Ya nos
jodimos! Le dije a un amigo al verla.
EL director
pidió un momento al profesor. La chola nos vio.
-¡Esos son,
esos son director!- Le gritó al director.
Ni modo, me
dije entre mí, ¡ya me fregué!
El director
nos sacó afuera del aula.
-¿Así que anoche salieron a hacer maldades, no?
- Nos preguntó colérico.
Nosotros estábamos
mudos de miedo. Me llegó la hora, pensé. El escándalo que se armaría, con mi
mamá, mi papá, mis hermanas, mi tía, mi abuelita cuando se enteren de
todo lo que hacía. Y lo peor de todo es que ellos me creían un santo.
-Aquí la señorita
reclama que ustedes le robaron su sombrero ayer - El director prosiguió.
-¡Queeeeee!
exclamamos todos al unísono, un grito que parecía de protesta frente a una
calumnia pero la verdad es que fue la expresión de un colosal asombro. Con esta
reacción ganábamos tiempo para que nuestros cerebros procesen lo que estaba pasando y esgrimir una respuesta
que nos salve la vida.
-¡No señor
director, nosotros no hemos cogido nada!-Ya repuestos y más cínicos que un político,
lo negamos todo con contundencia.
-¡Si señor
director, ellos fueron!- La chola insistió.
El director
nos miró enojado.
-¡Nos le
creo nada! Así que ¡van a tener que pagar el sombrero o llamo a sus padres!
Al final
tuvimos que pagar cinco soles entre todos.
*****
lunes, 24 de abril de 2017
Joe Cocker - You Are So Beautiful (Live) (Subtitulada en Español)
Joe Cocker graba esta canción en
1975. Su voz carrasposa fue una singularidad que le imprimía a sus canciones,
como la otra canción que Joe hizo famosa “With a Little help from my Friends”. Joe
Cocker no tuvo una bonita voz pero esa permanente ronquera dotaba a su canto de
un toque conmovedor. Y paradójicamente, ese defecto no lo hizo fracasar sino
destacarse.
Joe Cocker murió el 22 de diciembre de 2016 de un cáncer al pulmón. Tenía
70 años.
*****
domingo, 23 de abril de 2017
La cholada
Como un rio serrano que de pronto se acrecienta en el verano, así la
cholada se había engrandecido y ya copaba los dos extremos de la calle y se extendía
por dos cuadras. No más un rato atrás estábamos en la casa de Don Ccallo
tomando un “calientito” al lado de la hoguera, donde hervía un ollón de agua
bajo el leño que ardía ahumando el patio, la casa y el cielo del olor de
eucalipto. El pocillo quiñado con té
caliente me abrigaba las dos manos, yo que había venido a la altura con solo una
casaca de abrigo, me habían prestado un poncho de lana de carnero, chalina de
alpaca, chullo y sombrero.
Me hacía yo allí pues me había llegado el tiempo de la pena y se me había
cogido de la punta de mi corazón. Allá me fui lejos para estirar su cuerda para
que se rompa. Allí me estaba donde nadie la conocía pero los paisanos vieron en
mi cara su marca y sentí su compasión silenciosa. Ya me había tocado el olvido
antes y subir a la sierra las ahoga. ¿Adónde más me iba ir?
¿Porque será que el recuerdo da frio? Entonces me abrigaba sentado, con
los paisanos, codo a codo, en redondel, en medio del patio, charlando hasta que
Don Ccallo dio la orden de salir. El cielo estaba claro, azul, en contraste del
amarillo de las paredes de la casa y el plomo de las calaminas del techo. De a
pocos iban saliendo, los cholos y las cholas, con sus ropas de azul o plomo o marrón,
saludándose como si no se hubieran visto un buen tiempo, marchando por la calles con sus cabezas bombeadas. Caminamos en patota, con las mantas
de colores luciendo pardas bajo el cielo alumbrado por una luna fosforescente
que hacía a la oscuridad bien clara. Llegamos al colegio Chucahuacas y la tropa
se desbordó entre la cancha de fútbol y el patio principal de la escuela. Don
Choquehuayta nos recibió con una caja de cerveza. Nos emparejamos rápidamente
con los demás mientras que la cholada se desgañitaba cantando acompañada de una
estudiantina de guitarras, charango, acordeón:
“Cholas bonitas todas
los cholos bravos somos
lazo seguro carajo;
nadie nos pisa el poncho
linda cholada mía
alegre como el charango”
los cholos bravos somos
lazo seguro carajo;
nadie nos pisa el poncho
linda cholada mía
alegre como el charango”
Bailando, agarrado de las manos curtidas de las cholas, rozando nuestros
cuerpos, estrujaba mi alma con su ternura y su vivificante serenidad. Me
acunaban en sus brazos, ellas que son una con la naturaleza y yo uno con ellas.
Y al abrigo de la comunidad y su cálida solidaridad mi pena se iba disipando
al sentirme parte de la cholada.
*********
miércoles, 19 de abril de 2017
martes, 18 de abril de 2017
lunes, 17 de abril de 2017
Cecilia XXVIII
La percepción
del tiempo varía de acuerdo a la edad del que percibe. Para los niños de seis,
siete u ocho años de edad, decirles que el próximo mes van a ir de paseos, por
ejemplo, es decirles que en un año se llevará a cabo; y si le dices en una
semana para ellos es una mes. Al contrario, cuando se tiene como cincuenta o más,
una semana es pronto y un año se va volando. Lo mismo ocurre cuando percibimos
el tiempo bajo un sentimiento o emoción. Así ocurre que el beso que damos cuando estamos
enamorados dura una eternidad o cuando en trance de perder la vida, toda
nuestra historia pasa por nuestros ojos en contados segundos. Pero también esa apreciación
del tiempo difiere entre el sexo masculino y femenino.
Era diciembre,
en los días cercanos a la Navidad. Fuimos Celicia y yo a Nueva York para ver a
las “Rockettes”, en el Radio City Music Hall. Esta compañía de ballet es famosa
porque cada diciembre abre sus funciones donde muestra la precisión de sus
rutinas. Una de ellas es cuando todas las bailarinas al unísono levantan sus
pies hasta la altura de sus ojos. Yo había comprado los boletos para la función
de las nueve de la noche y ya eran las ocho y media. Nuestro hotel no estaba
lejos del teatro, solo teníamos que caminar cinco cuadras, llegar y hacer
nuestra fila para entrar. Teníamos el tiempo justo y suficiente. Pero Cecilia tenía
otra idea en mente.
-Mira, allí hay
una cafetería. Quisiera tomar un café machiato – Me dijo.
- ¿Qué tal si
tomamos el café después de ver las Rockettes?- Le pregunté.
-Quiero tomarlo
ahora- Me replicó.
-¿Quieres tomar
el café ahorita?- Medio que quería insinuarle que podría ser
después.
-Sí, ¡ahoritita!
Entonces entendí
claramente en que tiempo lo quería.
*****
domingo, 16 de abril de 2017
La guerra en Siria
mil21.es
Todo empezó en 2009 cuando el Emirato de Qatar propuso, impulsado por
Estados Unidos con objeto de reducir el control de Rusia sobre la energía de
Europa, la construcción de un gran gasoducto de casi 5.000 kilómetros para
enviar el gas natural qatarí a Europa a través de Arabia Saudí, Jordania, Siria
y Turquía. El presidente sirio, Bashar al-Asad, rechazó el proyecto al entender
que perjudicaba los intereses gasistas de su aliado ruso, el mayor proveedor de
gas natural al viejo continente. Apenas un año después, Al-Asad comenzó a
negociar con Irán la construcción de un gasoducto alternativo que llevaría el
gas iraní del campo de South Pars a Europa a través de Irak, Siria y Turquía.
Qatar, apoyado por Estados Unidos, propuso construir un gasoducto de
5.000 kilómetros hasta Europa para dar un golpe mortal a la mayor fuente de
ingresos de la economía rusa. Putin dio su visto bueno al proyecto, ya que
tenía un mayor control tanto sobre su aliado sirio como sobre el régimen iraní.
En esa época los medios de comunicación especializados publicaron que Damasco y
Moscú trabajaban juntos para bloquear el gasoducto qatarí. Los expertos afirman
que esa fue la “semilla” de la Tercera Guerra Mundial en la que nos encontramos
inmersos.
Derrocar al régimen de Damasco
Obama entró en escena y vio que la única forma de seguir adelante con el
gasoducto qatarí y de acabar con la principal fuente de financiación de la
economía rusa, junto con las exportaciones de petróleo, era derrocar al régimen
de Al-Asad. La operación permitía, de paso, neutralizar el gasoducto iraní. De
ahí que uno de los objetivos de las negociaciones entre Washington y Teherán
sobre el programa nuclear iraní, acuerdo que incluía el levantamiento de las
sanciones económicas contra Irán, era convencer a los líderes iraníes de que
desistieran del proyectado gasoducto.
Para mantener su control sobre el mercado de la energía en Europa, Putin
debe atender a dos frentes: Ucrania, con el Gobierno de Kiev apoyado por
Estados Unidos y la OTAN, y Siria con el Estado Islámico o Daesh y una miríada
de grupos de oposición luchando para acabar con el régimen de Damasco.
Europa, la guerra en casa
Por su parte, Europa se marcó como prioridad limitar la dependencia de
Rusia y veía en el gasoducto qatarí la solución, confiada en que Estados Unidos
resolvería sobre la marcha los problemas que surgieran. Los dirigentes de
Bruselas nunca llegaron a pensar que buscar un suministro de gas alternativo
nos traería la guerra a casa de la mano del yihadismo. Estados Unidos decidió
derrocar al dictador sirio para posibilitar el gasoducto, pero no contó con el
apoyo incondicional del Kremlin a Al-Asad. Para terminar con la dictadura de
Bashar al-Asad, a Estados Unidos no se le ocurrió mejor estrategia que apoyar
al Estado Islámico, al Frente al-Nusra (la franquicia de Al-Qaeda en Siria) y a
otras organizaciones afines. Un apoyo que, a juicio de analistas y expertos, se
les ha ido de las manos.
Príncipes saudíes y qataríes financian el Daesh
Príncipes saudíes y qataríes han financiado generosamente desde el
principio a los yihadistas salafistas del Daesh que, en paralelo, han ido
engrasando sus propios mecanismos de autofinanciación, como la venta al clan
Erdogan del petróleo que extraen y refinan en los territorios de Irak y Siria
bajo su control.
Putin ha destapado la venta a Occidente de miles de barriles de petróleo
diarios con los que el Estado Islámico se financia Occidente hacía oídos sordos
hasta que Rusia ha destapado mediante contundentes pruebas fotográficas el contrabando
de cientos de miles de barriles diarios cuya venta, por debajo del precio del
mercado, ha llenado en los tres últimos años las arcas del Daesh. Tras año y
medio de teóricos bombardeos contra los islamistas por parte de la coalición
internacional liderada por Estados Unidos, la opinión pública mundial descubre
el pasado verano que mayoritariamente se bombardeaba al Ejército de al-Asad y
que los terroristas, bien pertrechados de armamento, campaban por sus respetos
controlando cada vez mayor territorio sirio e iraquí.
Moscú dinamita el Estado Islámico
Descubierto el pastel, el pasado 30 de septiembre Putin decide
intervenir y envía sus aviones de combate más modernos. En apenas ocho semanas
liquida la mayoría de los puestos de mando y las infraestructuras del Daesh y
terroristas afines. Obviamente, sus bombarderos protegen al Ejército de
al-Asad, que comienza a recuperar y asegurar zonas del oeste de Siria, el
territorio más poblado y feraz del país frente a un este desértico.
Comportamiento que desata el nerviosismo de Estados Unidos, que ve cómo el
escenario cambia de signo a favor de Rusia, Irán y China.
Asimismo es evidente, según coinciden la mayoría de analistas, que la
presencia rusa en Siria -al margen de las importantes facilidades militares que
al-Asad otorga a Putin con la base naval de Tartus y la aérea de Jmeimim-, está
dirigida a defender los intereses económicos de Moscú, impidiendo la
construcción del gasoducto qatarí.
Una descripción ilustrativa del papel determinante del gas en la guerra
civil siria la aporta el analista ruso Dmitry Minin, quien escribía en mayo de
2013: “En cualquiera de las dos rutas que tome el gasoducto, Siria termina
siendo un eslabón clave en esta cadena que ahora se inclina a favor de Irán y
Rusia, por eso las capitales occidentales decidieron que era necesario derrocar
al régimen de Damasco”.
Un informe de la Rand aconsejaba en 2008 instigar guerras entre suníes y
chíes para mantener el predominio sobre el petróleo del Golfo Pérsico.
Gran parte de lo que está ocurriendo fue adelantado por un informe de la
Rand Corporation encargado en 2008 por el Ejército de Estados Unidos, titulado
“Desvelando el futuro de la guerra prolongada” en el que se afirmaba que “la zona
geográfica de las reservas probadas de petróleo coincide con la base del poder
de gran parte de la red salafista yihadista. En el futuro previsible la
producción mundial de petróleo estará dominada por los recursos del Golfo
Pérsico. La región seguirá siendo, por tanto, una prioridad estratégica que
interactuará con una guerra de larga duración”. El documento aconsejaba “seguir
la estrategia de divide y vencerás entre suníes y chiíes para debilitar sus
energías en conflictos internos y de esta manera mantener el predominio del
Golfo Pérsico sobre los mercados del petróleo”.
Guerra no convencional
Proponía al Ejército de Estados Unidos que la estrategia se basase, en
gran medida, en “acciones encubiertas, operaciones de inteligencia y guerra no
convencional”. Concluía el documento de la Rand que el eje sobre el que tenía
que girar toda la estrategia debía estar formado por: Estados Unidos, Reino
Unido, Turquía, Qatar, Arabia Saudí y Francia, en contra de Siria, Rusia e
Irán. El tiempo ha demostrado que los “consejos” de la Rand han funcionado a
modo de profecía autocumplida.
El desconocido papel británico
Un testimonio revelador de cómo comenzó a prepararse la guerra de Siria
fue el del exministro francés de Asuntos Exteriores Roland Dumas, quien afirmó
en la televisión gala que Gran Bretaña había planeado acciones encubiertas en
Siria ya en 2009. “Yo estaba en Inglaterra dos años antes de que estallase la
violencia en Siria, y me reuní con altos funcionarios británicos que me
confesaron que estaban preparando algo en Siria. Gran Bretaña preparaba
pistoleros para invadir Siria”, concluía tajante el político francés. El
general Clark reveló después del 11-S los planes del Pentágono para “atacar y
destruir Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán a Irán en cinco años”. Según
el comandante supremo de la OTAN durante la guerra de Kosovo, el general retirado
Wesley Clark, un memorándum de la Oficina del Secretario de Defensa de Estados
Unidos reveló, unas semanas después del 11-S, la existencia de planes para
“atacar y destruir los gobiernos de siete países en cinco años”, empezando con
Irak y siguiendo con “Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán”. En una
entrevista posterior, Clark sostuvo que esta estrategia era fundamental para
controlar los enormes recursos de petróleo y gas de Oriente Medio.
Si ha de resumirse la relación de fuerzas en el tablero sirio puede
decirse sin temor a equivocarse que Estados Unidos, Arabia Saudí, Qatar,
Turquía e Israel forman un solo bloque para derrocar al presidente sirio. En el
otro lado, Rusia, Irán y China tratan de apuntalar al régimen de Al-asad. En
medio, el proyecto del gasoducto que más sangre ha derramado de la historia:
sin haberse construido un solo metro, ha provocado hasta el momento más de
250.000 muertos y 11 millones de desplazados por la guerra.
http://www.mil21.es/noticia/350/3-guerra-mundial/el-gasoducto-mas-sangriento-de-la-historia:-250.000-muertos-y-11-millones-de-desplazados-sirios.html
lunes, 10 de abril de 2017
domingo, 9 de abril de 2017
viernes, 7 de abril de 2017
Cecilia XXVII
A veces me pregunto cómo estará Cecilia, que estará
haciendo en estos momentos. ¿Le irá bien? Cuando nos encontramos no me atrevo a
preguntarle, tampoco ella me comenta nada. Es como si tuviéramos un acuerdo
tácito. Creo que así es mejor. Aquí conmigo tiene un refugio y un lugar de
olvido. Y yo… ¡la tengo a ella!
Teniendo esos pensamientos en mi cabeza me eché a
dormir. Y Cecilia apareció.
-¡Hola amor! –La saludé
-¡Hola! ¿Qué tal?-Me preguntó.
-Bien amor. Te extrañé –Le confesé.
-Yo también te extrañé.
-Pero yo te extraño más –Le dije
-¿Cómo puedes saberlo? Si no ha pasado ni un día.
-¿Sabes qué es un día?
-Claro que lo sé. Pero dime, ¿Qué es un día para
ti?
-Un día es la vuelta que da la tierra sobre su eje.
En esa rotación la mitad del planeta recibe la luz del sol y la otra mitad se
sumerge en la oscuridad. El conjunto de 365 días hacen un año y como 75 años
conforman una vida humana. Mi vida no dura años. Nace y renace cuando el sol me
alumbra. Y cada día, al despertar, cuando me sorprendo vivo, inmediatamente mi
ser pregunta por tu presencia, donde estas. Solo en la noche, cuando me abate
la inconciencia me separo de ti y muero. Aun en sueños mi espíritu te busca y
si no te encuentra, se aturde con el caos de mi mundo onírico, hasta que salgo
de ese marasmo, a revivir cuando amanece el día y a preguntar otra vez… por ti.
-¡Qué lindo eres!
Me acerqué a ella y la abracé. Sentí su cuerpo, su
torso con mis manos, sus senos con mi pecho, su vientre con mi vientre. Al
separarnos besé su frente.
-¡Vamos a dar un vuelo! Le grité.
-¿Un vuelo? – Lo pensó un segundo y dijo -¡Vamos
pues!
Y al instante estábamos en una pradera con una
avioneta de color amarilla, monomotor esperándonos para pasear.
-¿Qué vamos hacer? -Inquirió
-¡Volar! –Le repliqué
-¿Sabes volar? –Preguntó.
-¡No! No necesitamos saber, recuerda que estamos en
un sueño.
-Aun así, tengo miedo de caer.
-Eso es lo mágico de los sueños.
Nos apeamos a la cabina, Cecilia se sentó atrás y
yo adelante. Me amarré una bufanda al cuello y unos lentes de pilotear.
-Ponte esta bufanda y estos lentes – Le pedí.
-¿Por qué no me das un paracaídas también? Por si
acaso.
-Tú ya tienes alas.
-¡Que gracioso!
Eché a andar el motor. Éste tosió un poco y la
avioneta comenzó a rodar. Después de un rato empezó a elevarse y dejamos el
suelo. Hacia sol y unas cuantas nubes de algodón flotaban en el cielo. Mirando
el horizonte me percate de algo inusual.
-¡Mira Cecilia, una nube se ha caído!
-¿Cómo que una nube se ha caído? ¡Una nube no se
cae!
-¡Si, mira!
De lo alto de una cadena de nubes, una de ellas se había
caído a la tierra y solo quedaba atada al resto de las otras nubes por unos
tiras y retazos de nube.
-¡Es cierto! ¡Que loco!
Atravesamos un valle y enrumbamos hacia el mar.
El océano lucia azul-verdoso y decidí volar a ras.
Volé tan bajo que el agua comenzó a salpicar.
-¡Me estoy mojando! –Gritó Cecilia
-Está bien. Subiré lo más alto que pueda.
Jalé la palanca y elevé el morro mientras pisaba el
pedal. La avioneta subía pero lentamente.
-Ya estamos muy alto, ya no veo la tierra –Me
advirtió Cecilia.
-Pararé de subir.
Bajé lentamente el morro y quité poco a poco el pie
del pedal.
-¿Qué tal ahora?
-Está mejor.
-¿Qué tal sin manos?
-¿Cómo que sin manos?
-Levanta las manos cuando yo te diga.
Coloqué el morro lo más derecho que pude. Y le
grité.
-¡Sin manos!
-¡Sin manosssssssssss! –gritó Cecilia también.
Y así, con los brazos en alto volamos un rato
mientras la avioneta se dirigía al sol.
De regreso a tierra le pregunté,
-¿Qué te pareció?
-¡Súper emocionante!
-Así quisiera irme de este mundo.
-No te entiendo.
-Si he de morir un día, quisiera hacerlo así,
montado en una avioneta, sobre un mar verde y cielo azul y de allí dar un salto
a la eternidad.
-Se ve que estás loco, pero cada loco con su lema.
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jueves, 6 de abril de 2017
Un dia
Lo que ha demostrado la civilización actual hasta ahora es que por el bien de la tierra necesita sucumbir.
miércoles, 5 de abril de 2017
Tranca asnal
A principios de los setenta, como en una diáspora, los
habitantes de las diferentes culturas que conforman el Perú se dispersaron y
muchos de ellos comenzaron a cercar a la capital. No fue una excepción Charango,
el Charapa, Chuquipoma, Quispe, Vilca y muchos más. Y cuando vienen, suelen
juntarse naturalmente con su gente, gente de su pueblo, de su provincia, de su
departamento, de su lugar.
Cuando Charango llegó recién a la capital aún tenía la piel blanquecina
de recibir muy poco rayos del sol en su tierra, Puno, y conservaba el color
rojo en las mejillas, producto del frio que quema en las alturas. Cuando lo conocí
en San Marcos, Charango se afanaba por no parecer, no digo provinciano, porque tenía
un orgullo interno de serlo, sino de no parecer muy ingenuo frente a la picardía
y las malas mañas de los limeños, de los capitalinos.
En lo que prontamente se ponen de acuerdo los estudiantes
en la universidad no son obviamente las posiciones políticas, las afinidades
deportivas ni menos las religiosas. Tampoco importa la provincia o el pueblo o
la cultura a la que pertenecen. Lo que pronto nos homogeniza es la pasión
desmedida e incondicional por la borrachera. Desligados prácticamente de padre
y madre, con solo la responsabilidad de estudiar y chicas que afanar, nuestra visión
del futuro se limitaba a donde y cuando seria la próxima borrachera.
De esas borracheras, Lucho tenía sus preferencias. Había
una que superaba a otras en intensidad y lograba llevar al participante a un
estado de liberación de las limitaciones del cuerpo, hacia estados supras de la
mente, donde la percepción sensorial se reducía al mínimo y se concentraba en
acelerar y mantener el efecto de desprendimiento material. En ese estado se podía
alterar el tiempo, hacerlo más corto o más largo; las distancias se corrompían
y el movimiento podíamos acelerarlo o retardarlo, tanto que parecía que estábamos
haciendo una caminata lunar. Llegábamos a un estado tal de ingravidez que
nuestros cuerpos, desafiando a las leyes de física y del espacio unificado, se
balanceaban casi hasta tocar el suelo, sin caerse. A esos estados disociados de
la mente Charango la llamaba una “tranca asnal”. Lo que causaba que nos imagináramos
como burros libando licor, rebuznando y terminando después más brutos de lo que
éramos cuando entramos a la universidad.
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lunes, 3 de abril de 2017
LUIS AGUILE - UN BESO ES POCA COSA
Un
beso es poca cosa para ver si yo te amo
Un beso
es poca cosa para yo saber sin duda
Si me
gustas, si me gustas
o solo es simplemente simpatía.
Talvez
de parte tuya, talvez de parte mía.
Un
beso es poca para ver si yo te amo
Volvamos
a encontrarnos
Porque
creo estar seguro
Que me
gustas, que me gustas
Y vamos
a besarnos nuevamente
Pero ahora
con un poco
Un poco
más de ardor
Y
ahora si vendrá, vendrá
Vendrá
el amor el amor
El amor
verdadero
Que ha
de ser nuestro.
Luisito
Aguilé nacio en Argentina en 1936 y murió
en España en el 2009. Fue un cantante y autor de música romántica, que vivió
también en España. Activo desde los años 1950, se hizo famoso en toda
Latinoamérica y en España. Grabó más de 800 canciones, la mitad de ellas de su
autoría, y algunas se han convertido en estándares de la música popular en
castellano, como «Cuando salí de Cuba», quizá su canción más conocida, grabada
por muchos otros artistas. También compuso canciones para niños y publicó
varios libros.
La
mayoría de los temas compuestos por Luis Aguilé reflejan una visión optimista
de la vida y en ocasiones son directamente humorísticos. Muchos de ellos se
convirtieron en éxitos veraniegos, como Juanita Banana (versión del tema de
Henri Salvador), La banda borracha, El frescales, El tío Calambres, Es el sol
español o La vida pasa felizmente. También interpretó temas musicales
infantiles, uno de ellos fue la versión en español de Pecos Bill.
Las
canciones de Luis Aguilé se han caracterizado por estar alejadas de temas
sociales o políticos. Algunos críticos las han considerado como pasatistas. Él
personalmente tampoco ha tenido una actuación política o social, aunque se ha
declarado contrario a la Revolución Cubana. La canción Cuando salí de Cuba se
refiere precisamente al momento en que decidió dejar Cuba, donde estaba
radicado y era un ídolo juvenil. Aguilé cuenta que al momento de vender sus
propiedades, el gobierno revolucionario había sancionado una ley de control de
cambios, que limitaba la cantidad de dólares que se podían comprar, y que por
esa razón sólo pudo sacar de Cuba una cantidad limitada; el resto se la regaló
a sus amigos.
Fuente:
https://en.wikipedia.org/wiki/Luis_Aguil%C3%A9
El ómnibus del amor
Vivía
en Lima, capital de Perú, a mediados de los años sesenta. En ese tiempo contaba
con quince años de edad y me dirigía a la casa de un familiar, la hermana de mi
padre. Para tal fin abordé un ómnibus que recorría dos avenidas principales de
la ciudad, avenida Grau y luego la avenida Alfonso Ugarte, nombre de dos héroes
peruanos, de una guerra fratricida con un “hermano país”, que así se suele
llamar las relaciones entres los países sudamericanos, que revisando la
historia, más parecerían hermanastros. Bueno, ese es otro cuento.
El
ómnibus era una vieja unidad de madera, de transporte público. Inclusive, hasta
el piso era de madera, con listones que estaban entornillados al chasis por unos
pernos visibles. El ómnibus tenía un conductor y un cobrador del pasaje. El bus
no tenía puertas, se subía por la parte
posterior y se bajaba por la parte delantera.
Era
sábado, por la mañana y las siete y media cuando subí al bus. Algo extraño
sucedió, mejor dicho, dos cosas inusuales ocurrieron en esa travesía. Al subir
el cobrador solo me hizo pagar la tarifa de universitario, ósea la mitad del
pasaje normal. Me sorprendí pues no pensaba que me veía tan mayor como parecer
estudiante de universidad y que además, que el cobrador no me pidiera mostrarle
mi carnet, que para eso realmente lo usaban los universitarios.
Luego
de dos paraderos subió un hombre que vestía un terno, saco, pantalón y corbata.
El hombre pagó y se paró casi detrás del conductor. Yo estaba sentado un poco
más atrás y divisé al hombre que se agarraba
con las dos manos del pasamano que pendía del techo del bus. Le miré la
cara y me di cuenta que estaba ebrio,
como una uva. Su rostro estaba desencajado, sus pupilas brillosas, tenía una
mueca singular en el rostro y se balanceaba parado en su sitio. Sospeché que
venía de algún compromiso del día viernes, que se le alargó hasta la madrugada.
Es la forma con que despiden la semana los empleados en el llamado "sábado
chico”. No había nadie más que iba parado en el bus y me dije, que mala suerte
tiene este hombre que no haya asiento, porque si no, podría pasarla descansando
durante el viaje. Frente a este borracho estaba sentada una señora. Digo
señora en relación a mi edad. Toda mujer después de los 25 años eran señoras,
para mí y para toda mi generación. No distinguimos si eran solteras o casadas.
La señora aquella tendría 30 a 35. Se veía que era muy seria por su vestimenta
y como mantenía su postura sentada, tiesa y mirando de frente.
No
me había dado cuenta al principio pero luego, al ver el rostro del borracho, noté que estaba sonriendo a la señora, a quien miraba fijamente. Me pareció gracioso, un borracho
haciéndose de Don Juan ante una mujer seria. Pensé que con el licor muchos
hombres tienen ese atrevimiento. Pero algo ocurría más abajo, lo cual no me
había percatado. El hombre tenía la cremallera del pantalón abierta y por allí
se salía su órgano sexual. Presumí que el tipo debió de orinar antes de subir
al bus y por los tragos olvido guardárselo.
El
miembro era totalmente visible, pues no tenía el tamaño de un pichoncito de
paloma, forma que suele tener cuando está "dormido". Parece que poco
a poco el entusiasmo que el hombre sentía por la señora hacia que lentamente el
miembro se irguiera.
Miré
a la mujer, lucía incomoda, fastidiada, apretando los labios, pero no atinaba a hacer
nada más. No había otro sitio disponible y su formalidad la tenía atornillada a
su asiento y lo peor, mirando al frente, justo al miembro viril del borracho.
No
podía creer lo que estaba pasando. Obviamente no fui el único que se percató
del hecho. Otros señores, que no estaban
ebrios, también se dieron cuenta; también otras señoras, e incluso el cobrador
que pasaba de atrás para adelante. Increíblemente nadie objeto nada, nadie se
levantó de su asiento para apostrofarle al borracho su conducta, ni siquiera
alzaron la voz para detener esa vejación. ¿Qué hubieran podido hacer? Decirle
quizá, Señor, guarde su… o Señor, ¿no se da cuenta que su…? Parece que
cualquier cosa que hicieran lo tomarían como algo muy bochornoso, así que, no atinaron hacer
nada. Lo peor fue que el ebrio se había entusiasmado tanto con la señora que su
pene alcanzó el 100 por ciento de erección mientras que la señora seguía seria
e impertérrita.
Al
ver que nadie intervenía a increpar la conducta al borracho me iba a levantar
para cederle mi asiento cuando el ómnibus entro en una rotonda. El ómnibus se
ladeó para la derecha y el borracho para mantener el equilibrio echó su cuerpo al lado contrario, acercando sus
caderas y por ende el miembro erecto a la cara de la señora. Inexplicablemente
la mujer sonrió levemente. El borracho al darse cuenta de ese efecto, continuó
echándose hacia el rostro de la mujer ya descaradamente ¿y la mujer? Continuaba
sonriendo, pero más, como si encontrará un gusto a lo que pasaba. No encontraba
explicación a esa reacción de la señora. Sabía que en un ataque de pánico las
personas se quedaban petrificadas, pero que a la vez sonrieran no era nada
lógico. Cuando el bus termino de dar la vuelta a la plaza me bajé al llegar a mi paradero.
Me
hubiera gustado quedarme para ver como terminaba ese romance. A mi corta edad
nunca había visto una escena erótica como esa, ni siquiera en una película para
adultos de Ingmar Bergman, en ninguna función del cine Apolo del Jirón Puno, en
Barrios Altos. Al reflexionar sobre lo que había visto atiné a creer que lo que
pasó en el ómnibus no fue una escena voluptuosa, fue un romance desnudo y
carnal. Y encima constatable, pues la doña podía verificar instantáneamente
cuanto ella atraía al borracho, con solo ver el grado de erección de su miembro
y el borracho ver en la sonrisa de la dama el gusto que tenía ella por él.
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