XI
Mabel murió
repentina, inesperada, absurdamente.
La fui a ver
llevándole un ramo de flores unos días antes de que partiera. Estaba en una
clínica reponiéndose después de una operación. La clínica quedaba por el barrio
chino donde no estaba supuesto que la operaran allí, esa fue la primera de
varias cosas que no debieron ocurrir y lo peor es que no me di cuenta que desde
ese momento iba a recorrer el trágico sueño que tuve con Mabel.
Caminé hasta una
plazuela y en una esquina divisé la entrada del hospital. Pregunté al encargado
y me remitió al segundo piso del edificio. Tomé unas escaleras antiguas y no
reconocí que ya había pisado esos escalones. Al llegar a su habitación la
encontré acompañada de su hermana quien se sorprendió al verme más ignorándole,
me dirigí directamente donde Mabel quien estaba sentada al lado de su cama.
Estuve ciego, totalmente ciego al no percatarme que esa escena la había vivido
ya.
-¡Hola Mabel! –
La saludé y le entregué el ramo de flores.
-Hola Marlon.
-Vine a desearte
que te recuperes pronto.
-Gracias
-¿Cómo estás?
-Bien, todo ha
salido bien. Mañana regreso a mi casa.
-Me alegro
No recuerdo que
más le dije, pero estoy seguro de haberle hablado por un tiempo.
Le cogí la mano
y le seguía hablando no sé de qué. Me despedí de ella. Mabel me miro un
instante a los ojos, luego me miró de pies a cabeza, me sonrió y me dijo adiós.
Fue jueves
cuando la visité, el viernes la dieron de alta. El sábado se puso mal, comenzó
a retener agua en su vientre. Los médicos dijeron que era normal. El domingo la
retención de líquidos era tanto que le impedía dormir y le dificultaba el
respirar. El lunes volvió a la clínica y el medico hizo un diagnóstico de lo
que estaba pasando, que la tratarían y que en dos días regresaría a su casa.
Cuando me enteré de lo que dijo el doctor me sentí aliviado pues impedía que mi
sueño se cumpliera. Llamé a su hermana y le conté del sueño y le aseguré que no
se iba a cumplir gracias a que los médicos encontraron el problema.
Al día
siguiente, el martes, Mabel contó que había soñado con sus padres. Ese sueño me
aterrorizó, pero seguí creyendo que todo estaría bien. Pensé que era su
desesperación y que en esa situación pide a sus padres que la ayuden, no quise
aceptar que la visita de familiares fallecidos indica que vienen a llevársela.
Mabel murió ese
día de una embolia.
El jueves era el
entierro. Su hermana me llama y me pide que no vaya. Después cambia de opinión.
-No, debes ir,
para que se cumpla todo tu sueño.
Fui al cementerio,
el camino que recorrí con su esposo en mi sueño era el mismo, un sendero que da
una curva, con estatuas de mármol a los costados del camino.
Me sentí
culpable por haber fallado en descifrar el sueño. Estuvo frente a mí, en mi
mente, por tanto tiempo, la causa por la que Mabel moriría y no lo supe hasta
después que se cumplió. Inútilmente recreaba en mi mente la escena del sueño
cuando vi a Mabel encerrada dentro de unas paredes de vidrio, absorta, sin
saber qué era eso, tan absorto como me quedé yo, con la boca semi-abierta, con
los ojos mirando el techo. Los dos desconocíamos lo que iba a pasar, no lo
podíamos interpretar, pero esa escena seria el resultado final de como
terminaría todo.
Mabel se fue,
pero yo me quede con el porqué …porque, ¡porque se fue!
No lo sé, pero
ahora entiendo porque no lo pude evitar.
Investigué como
lo había hecho hace cuatro años sin resultado alguno, pero ahora si encontré la
verdad. El soñar con paredes de cristal significaba la muerte de Mabel. Pero lo
más sabio que aprendí fue que hay sueños premonitorios que se pueden evitar, por
eso se dan, como una advertencia de hechos que vendrán en el futuro. Mas, hay
sueños que están destinados a que sucedan, hagas lo que hagas, y se dan para
prepararte para lo irremediable. Por eso entendí que fue inevitable que Mabel
se fuera. ¿Por qué se fue? No sé si algún día lo llegare a saber.
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