Estaba
mortificado. Había pasado meses y no te comunicabas conmigo. Parecía que me habías
olvidado, es duro sentirse abandonado por ti. La vida había sido difícil, pero
saber que estabas allí era reconfortante. Pero te desvaneciste y ahora es
amargo los tiempos. Mas tu amor me guio y hoy soy una flecha con un claro objetivo.
Pero te extraño,
¿Por qué no apareces?
Entonces tuve un
sueño. Soñé que estaba en un barrio que no conocía, pero donde vivía. Tenía un
departamento en un segundo piso que poseía un amplio balcón hacia la calle. Era
de día y alumbraba el sol. Tú vivías en el primer piso con un hombre. De repente
saliste de tu casa entre la voz de protesta de tu pareja y tomaste el elevador
hacia mi casa. Entraste al elevador con tu menuda figura y completamente
desnuda. Al llegar a mi casa me tomaste de la mano y me llevaste al balcón. Yo
te sonreía, un poco extrañado. Pude ver gente en la calle que alzaba la vista
al notar tu desnudez. Entonces dando la espalda a la calle y sonriendo mientras
me hacias el amor dijiste:
-¡Quiero que
todos lo sepan!
Al instante me desperté
y supe lo que quisiste decir.
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