En todo el tiempo que pensé en ti cuando aun vivías, mi principal
pregunta era si, tal vez, quizá, de alguna manera, tu pensabas en mí, no como
yo en ti, pero algo, de vez en cuanto. Miraba el cielo en las noches, muchas
noches, a ver si este reflejaba tu mirada hacia mí y así saber que me pensabas.
Pero todas las veces era solo mi mirada que se dirigía hacia donde tú estabas.
Te veía, en tu casa, en tu patio, sentada en tu escritorio, navegando el
internet. A veces me pareció que ojeabas mi Facebook, no lo pude ver
claramente, pero me parecía que eso sucedía. Pero nunca tuve una prueba
tangible, verificable, que, de tus miles de pensamientos, uno, al menos uno se dirigía
a mí.
Tú tenías la costumbre de no postear
nada en tu Facebook, nada. Ni siquiera cuando te saludaban por el día de tu cumpleaños,
ninguna foto, ninguna postal, nada. Al principio hurgaba en tu Facebook a ver
si encontraba algo tuyo, una elección personal al postear algo, pero con el
tiempo desistí por ser algo inútil.
Solo después que te fuiste me puse a revisar tus páginas, una por una,
hasta que llegue al 2017 cuando colgaste ¡tú!, y lo
remarco, un video de una canción. La canción era de Juan Gabriel que cantaba a dúo
con Mark Antonny. El tema se llamaba “Yo te recuerdo”. Y me dije, al fin encontré
algo personal tuyo, algo que elegiste con cuidado, con intención. La canción
empieza con “Sabes amor, yo nunca te he olvidado” y se desarrolla con versos
sentidos y poéticos. Termine de ver el video, tu video, el que te agradó tanto que rompiste el mutismo y aridez de tus
entradas de tu Facebook. Estaba intensamente emocionado que quise verificar la
fecha exacta en que lo pusiste. Y lo que vi me entristeció el corazón pues lo
colocaste en el mes y en la víspera de mi cumpleaños.
¡Cómo, Dios mío, no me pude dar cuenta!
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