LA MUERTE COMO UN PASO PARA CONTINUAR LA
VIDA
POR: MAURICIO DEL VILLAR - 11/02/2013
El presente artículo no es el resultado de
una investigación académica sobre la concepción de la muerte en el mundo
Raramuri (Tarahumara), simplemente pretende compartir lo que desde mi
experiencia tuve el privilegio de vivir con comunidades de la Sierra Tarahumara.
La muerte para el Raramuri, al igual que
para muchas culturas indígenas del mundo, representa un paso más para continuar
viviendo. Esto en contraste con algunas culturas mestizas en las que la muerte
representa el final, el descanso en paz o lo que en términos prácticos se
refiere al final de la historia de una
persona. La muerte se convierte en una actividad más en la que la persona
continua su caminar hacia Onoruame (Dios padre y madre). El Ronco Robles, padre
jesuita que vivió más de 40 años entre ellos la define “como si se tratara de
nacer de nuevo, de dejar un medio y un modo de vida para pasar simplemente a
otro mejor”[i]
La muerte es algo cotidiano con la que
conviven las mujeres y hombres que habitan las cientos de comunidades dispersas
a lo largo de la Sierra. El miedo a la
muerte no se ve reflejado entre las personas que aún se encuentran vivas, ni
tampoco hacia el cuerpo de la persona que ya murió; el cual es tocado, lavado y
preparado por varias personas para que pueda continuar caminando.
Las comunidades Raramuri no se encuentran
concentradas en un mismo punto geográfico, sino que hay una gran dispersión,
distancias entre sí que implican, muchas veces, caminar más de una hora entre
casa y casa. A su vez no todas las casas se encuentran cerca del “Campo Santo”,
por lo tanto cuando muere una persona, y después de cumplir con ciertos ritos
en su propia casa, se le traslada, enrollada, en una cobija y amarrada en un
palo que es cargado por dos personas entre cumbres y arroyos hasta llegar al
lugar donde se deposita el cuerpo. Mientras ocurre el traslado seguramente ya
hubo una avanzada de personas para cavar el agujero.
Al llegar al lugar, el cuerpo es
acompañado por gran parte de la comunidad, incluyendo niños. Los Owiruames
(doctores) y personas cercanas al fallecido comienzan hablarle para desearle un
buen camino, le dan consejo sobre cómo debe seguir viviendo y ser feliz para
que, a su vez Onoruame, esté contento. Mientras tanto “nosotros, los que nos
quedamos en la comunidad, seguiremos haciendo fiesta y más adelante nos
encontraremos en alguna travesía”.[ii]
Su cobija se pone a su lado para que se
tape cuando tenga frio, al igual que sus huaraches para seguir “andando en la
Sierra”. Llega un momento en que los presentes se acercan y baten Kobisi
(pinole) frente al cuerpo, vertiendo algunas cucharadas del mismo para
alimentarlo, al igual que tirando un poco de Sugiki (bebida de maíz) para que
tenga la fuerza en su caminar, el sobrante de ambas viandas se deposita al lado
del cuerpo, como reserva para el camino. Al salir del “campo santo” mujeres,
hombres y niños atraviesan una columna de humo generado por una rama de pino
verde, que pretende dar un nuevo paso hacia la vida.
Para el resto de la comunidad el
transcurso de la vida continua y para acompañar a la persona que muere se le
hacen una serie de fiestas (cuatro a la mujer y tres al hombre), donde la
música y la danza es parte fundamental para alentarlos en su caminar. En
palabras de Carlos Montemayor “La danza
es una forma distinta de caminar, o mejor, una forma de caminar en otras
dimensiones, en otros territorios: en los territorios celestes e
invisibles”[iii]. Posteriormente algunas de sus posesiones se arrojan al
barranco para que no quede nada que no les permita avanzar.
La tristeza y el duelo se vive de manera
muy distinta, ya que desde nuestra cultura la muerte se percibe como la
ausencia de una vida que se esfumó y con la que no volveremos a convivir.
Ellos, en cambio, lo viven como el siguiente paso. Por supuesto que pueden
sentir tristeza, pero todo ocurre en un ambiente de fiesta, risas, bromas y
muchas cosas más que te hacen sentir el duelo de otra forma. Festejas el nuevo
caminar de la persona y a su vez le ayudas a continuar. En la fiesta comparten
su “alegría todos los años, como fue en un principio, hace muchos tiempo,
cuando apenas comenzaba la vida aquí en la tierra, que así vivía haciendo
fiesta la gente… Si no vivimos así ahora, haciendo fiesta, no va tener fuerza
el mundo”[iv]
En todos estos episodios están presentes
una serie de ritos y significados que acompañan al Raramuri a lo largo de su
vida, y que seguramente muchos de ellos nunca los comprenderé por el simple
hecho de que no soy uno de ellos. Pero sin duda alguna, sé que hay mucho por
aprender de su cosmovisión, la cual se convierte en un espacio de resistencia
dentro de la corriente homogenizadora que se respira a lo largo de todo el
mundo y que hasta pretende que todos piensen de la misma forma ante la Muerte.
https://pijamasurf.com/2013/11/la-muerte-como-un-paso-para-continuar-la-vida/
[i] Robles J. Ricardo. El Rostro Indio
de Dios, Los Raramuri Pagótuame. Centro de Reflexión Teológica y la Universidad
Iberoamericana. 1994
[ii] Rubén Moreno. Comunidad de
Rowerachi. 2010.
[iii] Carlos Montemayor. Los
Tarahumaras, Pueblo de estrellas y Barrancas. Aldus SA. 1995
[iv] Mauricio Batista. Kite amachíala
kiya nirúami (nuestros saberes antiguos). Kite kawi jiwérala. Unesco 1998
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