“Todavía
cantamos” es una canción compuesta por Víctor Heredia en 1982 en homenaje a las
“Abuelas de la Plaza de Mayo”
El 24 de marzo
de 1976 las Fuerzas Armadas se adueñaron del poder en la Argentina por medio de
un golpe de estado. El régimen militar, que se autodenominó “Proceso de
Reorganización Nacional”, desapareció a 30.000 personas de todas las edades y
condiciones sociales. Centenares de bebés fueron secuestrados con sus padres o
nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas.
En la ESMA,
Campo de Mayo, Pozo de Banfield y otros centros de detención de la dictadura,
funcionaron verdaderas maternidades clandestinas, incluso con listas de
matrimonios en “espera” de un nacimiento, y unos 500 hijos de desaparecidos
fueron apropiados como “botín de guerra” por las fuerzas de represión. Algunos
niños fueron entregados directamente a familias de militares, otros abandonados
en institutos como NN, otros vendidos. En todos los casos les anularon su
identidad y los privaron de vivir con sus legítimas familias, de sus derechos y
de su libertad. Nada ni nadie detuvo a las Abuelas de Plaza de Mayo para buscar
a los hijos de sus hijos. Tareas detectivescas se alternaban con diarias
visitas a los juzgados de menores, orfanatos, oficinas públicas, a la vez que
investigaban las adopciones de la época. También recibían las informaciones que
la sociedad les hacía llegar sobre sus posibles nietos. Las Abuelas siguen buscando a
sus nietos, hoy adultos, pero también a sus bisnietos que, como sus padres, ven
violado su derecho a la identidad, y con esta finalidad trabajan los equipos
técnicos de la institución, además de crear las condiciones para que nunca más
se repita tan terrible violación de los derechos de los niños y exigir castigo
a todos los responsables de estos gravísimos delitos.
El cantautor argentino
Víctor Heredia recordó que "Todavía cantamos", una de sus canciones
más emblemáticas, representa esa lucha y también la esperanza que muchos
familiares de desaparecidos, como el caso de las Madres de Plaza de Mayo,
tenían en aquellos años:
"Mi madre, al igual que muchísimas madres argentinas, buscó
denodadamente a su hija, mi hermana María Cristina, secuestrada, embarazada de
cinco meses y desaparecida junto a su marido Claudio Nicolás Grande, desde
junio de 1976. Esa canción representa esa lucha y también la esperanza que
muchos familiares de desaparecidos teníamos en aquella instancia".
Y actualizó: "Hoy sabemos que desde la memoria, la verdad y la
justicia, podemos seguir intentando encontrar algún rastro que nos lleve, por
lo menos, al lugar donde están enterrados sus huesos".
“No hay más dolor por
la pérdida de un ser querido que el no poder enterrar sus restos”.
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