miércoles, 13 de enero de 2021

Legend of Fu Yao OST Opening Theme Song, Pinyin Lyrics, Eng Sub, Lyrics ...


Empiezo a bailar tropezando graciosamente

¿por qué mi belleza tiene fruncido el ceño?

Sin él iré a la deriva con la corriente

¿por qué la melodía de la cítara es una canción de despedida?

Sin mí estará solo en este universo,

mi corazón espera en silencio en el acantilado del Firmamento

El cielo, la tierra, el sol y la luna están todos en mi pecho

¿cómo puedo poseer la máxima libertad de este mundo?

No hay miedo en mi corazón

el amor profundo no se esconde

el verdadero amor no se acaba

los sueños dan esperanzas a través de todas las edades

¿por qué atravesar tormentas y angustia 

para ser resplandeciente y hermosa?

No hay lucha en mi corazón, se mece con el viento

puedo hacer cualquier cosa libremente

entro en mis sueños fácil y desenfrenadamente

¡qué hermoso baile!

El pájaro mitológico luan y el ave fénix 

se van volando por separado, 

cuando la ropa ordinaria se ha teñido 

densamente con tinta. 

Mientras el amor siga existiendo, 

las cuerdas y las canciones nunca terminarán, 

siempre hay un lugar para tratarme bien, 

las flores florecerán hermosamente a mi alrededor, 

solo quiero conducir mi corazón con honestidad 

y vivir libremente sin preocupaciones.


Es una canción originada el mundo afectivo del autor, donde los versos fluyen desde las reflexiones sobre su vida sentimental. El tema abarca el amor, la despedida, la soledad, el temor. Pero el resumen de todas estas vivencias es el sentimiento de goce y satisfacción que tiene a pesar de lo penoso que puede sentir en la vida, esto es el contento, la alegría: “¡que hermoso baile!”


¡Guíame Mabel! - XVIII


                                                                                XVIII

Cuando Saturno paso otra vez por la casa de mi nacimiento ocurrió el gran cambio.

Siempre había tenido curiosidad por la astrología. Era interesante pensar que la alineación de los cuerpos celestes significaba acontecimientos en la vida de una persona. No creía mucho en los horóscopos que publicaban los diarios, aunque a veces acertaban en sus pronósticos. Me intereso más cuando supe que la carta de nacimiento auguraba hechos más fidedignos, pero de allí a levantar una carta requería cálculos que no entendía.

De alguna manera siempre había tenido contacto extraño con el futuro. De niño solía mirar las llamas de una vela y de tanto mirarlas me conducían a un mundo raro donde yo estaba mirando las llamas, pero con cuarenta años de edad en un hogar diferente. Recuerdo que cuando tenía trece años, estando en la puerta de la casa de un amigo le pregunté qué haría si hubiera un terremoto. Mi amigo no alcanzó a contestar la pregunta pues la tierra comenzó a temblar violentamente, a elevarse nube de polvo al cielo y la gente a salir de sus casas y arrodillarse en la acera pidiendo protección de Dios. Un día, de tonto o idiota, me dije que alguien iba a morir. A los dos días una tía murió. No sé porque pero me sentí culpable de su muerte. Algunas veces cuando me quedaba solo en casa y era de noche, se apagaban y se encendían las luces o encendían el televisor por sí solo. Pensaba que alguien me estaba jugando una broma, pero no era así. A pesar de lo extraordinario del hecho, lo tomaba con jocosidad, tal vez para no aceptar lo misterioso.

Una noche regrese a mi casa como las nueve de la noche. Abrí la puerta del cerco perimétrico y cruzaba el jardín para entrar por la puerta principal, cuando escuché un sollozo. Me pregunté de donde vendría ese lamento. Me detuve a escuchar, pero el sollozo paró. Seguí caminando y se volvió a escuchar el sollozo. Me di cuenta que no venía de ninguna parte sino de dentro de la casa, quizás de la primera planta porque escuchaba el llanto claro y fuerte.  Miré el segundo piso y vi una luz encendida. ¿Que habrá pasado? ¿Quién estará llorando? A esa hora de la noche no había nadie en casa, solo mi mamá, así que supuse que ella estaba llorando. De todas maneras, recorrí el primer piso que estaba todo oscuro, no había nada. Subí al primer piso y fui al cuarto de mi mamá. La encontré tejiendo.

-          Mama, ¿has estado llorando?

-          ¿Yo? No.

-          Escuche que alguien lloraba cuando entraba a la casa.

-          Te has imaginado.

La miré y no tenía señas de que hubiera estado llorando, la vi bien tranquila.

-          No, escuché clarísimo que alguien lloraba, me pareció que era del cuarto de servicio que da al jardín, pero no hay nada.

-          ¿Quién va haber si estoy sola aquí?

-          ¡Es verdad, alguien lloraba!

-          Talvez era el vecino de al lado.

-          ¡No! era aquí en la casa.

-          Ya no sigas que me estas molestando.

Bueno, lo deje así. Pensé que de repente estaban penando en la casa. No le dije eso para no asustarla, pero tampoco le dije que el llanto que escuché era el de ella.

Cuatro años después escuche el mismo llanto. Encontré a mi mamá llorando desconsoladamente, pues mi padre la había abandonado por una mujer más joven que ella.

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No


 

jueves, 7 de enero de 2021

¡Guíame Mabel! -XVII


                                                            XVII

Entusiastamente me conduje en la vida teniendo como candil que alumbraba mi camino a la ciencia. Todo bajo el sol yo lo confrontaba con el conocimiento científico; no solo los hechos naturales sino también sobre la naturaleza humana. Si saltaba alguna discrepancia, hacia lo que hace regularmente la ciencia, asumo que no existe, que no hay datos suficientes o no está suficientemente estudiado.

Pero en realidad esto no me libraba de conflictos y problemas en mi existencia. Aun así, persistí vehementemente y me aboqué en encontrar el inicio o el fin último de la realidad. La teoría de las cuerdas era la teoría que prometía dar la respuesta definitiva a todo, pero no llegaba a dar el último paso.

Tenía dieciocho años cuando me aventuré a recorrer el ultimo trecho. Estaba cerca, había alcanzado a los pocos que habían llegado hasta allí, a las puertas del inicio, donde se origina todo. No se divisaba nada más adelante, tenía que estar allí. Algunos se habían extraviado ya. Pocos siguieron adelante, ahí donde la energía se convierte en materia. Solo unos cuantos pasaron. Se agolparon hasta el filo de la realidad, donde se quedaron extasiados, sin querer nombrar lo que deberían constatar, el inicio, como estaba registrado en los Vedas, Gilgamesh, Ptahhotep. Yo no quise escucharlos, no quise escuchar a los que antes habían intuido a …, designado a.…. Dije no. Deje a los convertidos, a los patéticos y me adentré más. Apareció una planicie frente a mi y anduve por una senda pálida y árida, un desierto calcinante, frio y vació. La senda se fue estrechando más y más hasta dar cabida a solos unos pasos. Caminé, temeroso, vacilante y aturdido. Hasta donde estaba llegando ya no se podía ir con el cuerpo, sino con la mente. Llegué al fin de la senda, del todo, al borde de... ¡la nada!¡ la nada frente a mí!... ¡gélida!... ¡opaca! Pude ver algunos elementos sueltos, substancias sin forma, desperdicios del.… no, ¡no!

Después de una contemplación atemporal, torné, di vuelta, aun retumbando el ¡no es posible! en mi ser. Entonces, volví … derrotado.

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George Michael You Have Been Loved Traducida Al Español

sábado, 2 de enero de 2021

¡Guíame Mabel! - XVI


                                                    XVI

Yo no creía en Dios.

Deje de creer cuando era un niño de 7 años, cuando una moneda que llevaba para comprar dulces se me escapa de las manos y cae por unas rendijas a una toma de aire en la acera donde caminaba alegre y despreocupado. Impotente la veía relucir en el fondo, pues no podía hacer nada para recobrarla. Entonces pedí a Dios que haga algo para sacarla, el dios que, según mi mamá, estaba en todas partes y en todo lugar, que veía todo lo que hacía, el todo poderoso, creador del mundo y de nosotros. Pero no me escuchó.

Desde ese momento no creí en él; pensaba que el hombre había inventado a Dios por la necesidad de creer en algo más grande que él. Cuando sucede horribles catástrofes tener alguien a quien pedir protección es muy reconfortante, nada más. La ciencia y la razón había sustituido a dios en mi devoción.

Ha pasado muchos desastres por mi vida, terremotos, accidentes, me han rozado asesinatos, enfermedades que doctores auguraban que no sobreviviría.  Pude haber muerto muchas veces, que amigos culpaban a la providencia divina que todavía este vivo. Y en ninguno de esos casos clamé a Dios.

Mi vida y mi mundo estaban perfecta y racionalmente organizados hasta que hechos comenzaron a resquebrajarlos.

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