viernes, 15 de enero de 2021
miércoles, 13 de enero de 2021
Legend of Fu Yao OST Opening Theme Song, Pinyin Lyrics, Eng Sub, Lyrics ...
Empiezo a bailar tropezando graciosamente
¿por qué mi belleza tiene fruncido el ceño?
Sin él iré a la deriva con la corriente
¿por qué la melodía de la cítara es una canción de despedida?
Sin mí estará solo en este universo,
mi corazón espera en silencio en el acantilado del Firmamento
El cielo, la tierra, el sol y la luna están todos en mi pecho
¿cómo puedo poseer la máxima libertad de este mundo?
No hay miedo en mi corazón
el amor profundo no se esconde
el verdadero amor no se acaba
los sueños dan esperanzas a través de todas las edades
¿por qué atravesar tormentas y angustia
para ser resplandeciente y hermosa?
No hay lucha en mi corazón, se mece con el viento
puedo hacer cualquier cosa libremente
entro en mis sueños fácil y desenfrenadamente
¡qué hermoso baile!
El pájaro mitológico luan y el ave fénix
se van volando por separado,
cuando la ropa ordinaria se ha teñido
densamente con tinta.
Mientras el amor siga existiendo,
las cuerdas y las canciones nunca terminarán,
siempre hay un lugar para tratarme bien,
las flores florecerán hermosamente a mi alrededor,
solo quiero conducir mi corazón con honestidad
y vivir libremente sin preocupaciones.
Es una canción
originada el mundo afectivo del autor, donde los versos fluyen desde las
reflexiones sobre su vida sentimental. El tema abarca el amor, la despedida, la
soledad, el temor. Pero el resumen de todas estas vivencias es el sentimiento
de goce y satisfacción que tiene a pesar de lo penoso que puede sentir en la
vida, esto es el contento, la alegría: “¡que hermoso baile!”
¡Guíame Mabel! - XVIII
XVIII
Cuando Saturno
paso otra vez por la casa de mi nacimiento ocurrió el gran cambio.
Siempre había
tenido curiosidad por la astrología. Era interesante pensar que la alineación
de los cuerpos celestes significaba acontecimientos en la vida de una persona.
No creía mucho en los horóscopos que publicaban los diarios, aunque a veces
acertaban en sus pronósticos. Me intereso más cuando supe que la carta de
nacimiento auguraba hechos más fidedignos, pero de allí a levantar una carta
requería cálculos que no entendía.
De alguna manera
siempre había tenido contacto extraño con el futuro. De niño solía mirar las
llamas de una vela y de tanto mirarlas me conducían a un mundo raro donde yo
estaba mirando las llamas, pero con cuarenta años de edad en un hogar
diferente. Recuerdo que cuando tenía trece años, estando en la puerta de la
casa de un amigo le pregunté qué haría si hubiera un terremoto. Mi amigo no
alcanzó a contestar la pregunta pues la tierra comenzó a temblar violentamente,
a elevarse nube de polvo al cielo y la gente a salir de sus casas y
arrodillarse en la acera pidiendo protección de Dios. Un día, de tonto o
idiota, me dije que alguien iba a morir. A los dos días una tía murió. No sé
porque pero me sentí culpable de su muerte. Algunas veces cuando me quedaba
solo en casa y era de noche, se apagaban y se encendían las luces o encendían
el televisor por sí solo. Pensaba que alguien me estaba jugando una broma, pero
no era así. A pesar de lo extraordinario del hecho, lo tomaba con jocosidad,
tal vez para no aceptar lo misterioso.
Una noche
regrese a mi casa como las nueve de la noche. Abrí la puerta del cerco
perimétrico y cruzaba el jardín para entrar por la puerta principal, cuando
escuché un sollozo. Me pregunté de donde vendría ese lamento. Me detuve a
escuchar, pero el sollozo paró. Seguí caminando y se volvió a escuchar el
sollozo. Me di cuenta que no venía de ninguna parte sino de dentro de la casa,
quizás de la primera planta porque escuchaba el llanto claro y fuerte. Miré el segundo piso y vi una luz encendida.
¿Que habrá pasado? ¿Quién estará llorando? A esa hora de la noche no había
nadie en casa, solo mi mamá, así que supuse que ella estaba llorando. De todas
maneras, recorrí el primer piso que estaba todo oscuro, no había nada. Subí al
primer piso y fui al cuarto de mi mamá. La encontré tejiendo.
- Mama, ¿has estado llorando?
- ¿Yo? No.
- Escuche que alguien lloraba cuando
entraba a la casa.
- Te has imaginado.
La miré y no
tenía señas de que hubiera estado llorando, la vi bien tranquila.
- No, escuché clarísimo que alguien
lloraba, me pareció que era del cuarto de servicio que da al jardín, pero no
hay nada.
- ¿Quién va haber si estoy sola aquí?
- ¡Es verdad, alguien lloraba!
- Talvez era el vecino de al lado.
- ¡No! era aquí en la casa.
- Ya no sigas que me estas molestando.
Bueno, lo deje
así. Pensé que de repente estaban penando en la casa. No le dije eso para no
asustarla, pero tampoco le dije que el llanto que escuché era el de ella.
Cuatro años
después escuche el mismo llanto. Encontré a mi mamá llorando desconsoladamente,
pues mi padre la había abandonado por una mujer más joven que ella.
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jueves, 7 de enero de 2021
¡Guíame Mabel! -XVII
XVII
Entusiastamente
me conduje en la vida teniendo como candil que alumbraba mi camino a la
ciencia. Todo bajo el sol yo lo confrontaba con el conocimiento científico; no
solo los hechos naturales sino también sobre la naturaleza humana. Si saltaba
alguna discrepancia, hacia lo que hace regularmente la ciencia, asumo que no
existe, que no hay datos suficientes o no está suficientemente estudiado.
Pero en realidad
esto no me libraba de conflictos y problemas en mi existencia. Aun así,
persistí vehementemente y me aboqué en encontrar el inicio o el fin último de
la realidad. La teoría de las cuerdas era la teoría que prometía dar la
respuesta definitiva a todo, pero no llegaba a dar el último paso.
Tenía dieciocho
años cuando me aventuré a recorrer el ultimo trecho. Estaba cerca, había alcanzado
a los pocos que habían llegado hasta allí, a las puertas del inicio, donde se
origina todo. No se divisaba nada más adelante, tenía que estar allí. Algunos
se habían extraviado ya. Pocos siguieron adelante, ahí donde la energía se
convierte en materia. Solo unos cuantos pasaron. Se agolparon hasta el filo de
la realidad, donde se quedaron extasiados, sin querer nombrar lo que deberían
constatar, el inicio, como estaba registrado en los Vedas, Gilgamesh,
Ptahhotep. Yo no quise escucharlos, no quise escuchar a los que antes habían
intuido a …, designado a.…. Dije no. Deje a los convertidos, a los patéticos y
me adentré más. Apareció una planicie frente a mi y anduve por una senda pálida
y árida, un desierto calcinante, frio y vació. La senda se fue estrechando más
y más hasta dar cabida a solos unos pasos. Caminé, temeroso, vacilante y
aturdido. Hasta donde estaba llegando ya no se podía ir con el cuerpo, sino con
la mente. Llegué al fin de la senda, del todo, al borde de... ¡la nada!¡ la nada frente a mí!... ¡gélida!... ¡opaca! Pude ver algunos elementos
sueltos, substancias sin forma, desperdicios del.… no, ¡no!
Después de una
contemplación atemporal, torné, di vuelta, aun retumbando el ¡no es posible! en
mi ser. Entonces, volví …
derrotado.
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martes, 5 de enero de 2021
lunes, 4 de enero de 2021
sábado, 2 de enero de 2021
¡Guíame Mabel! - XVI
XVI
Yo no creía en
Dios.
Deje de creer
cuando era un niño de 7 años, cuando una moneda que llevaba para comprar dulces
se me escapa de las manos y cae por unas rendijas a una toma de aire en la
acera donde caminaba alegre y despreocupado. Impotente la veía relucir en el
fondo, pues no podía hacer nada para recobrarla. Entonces pedí a Dios que haga
algo para sacarla, el dios que, según mi mamá, estaba en todas partes y en todo
lugar, que veía todo lo que hacía, el todo poderoso, creador del mundo y de
nosotros. Pero no me escuchó.
Desde ese
momento no creí en él; pensaba que el hombre había inventado a Dios por la
necesidad de creer en algo más grande que él. Cuando sucede horribles
catástrofes tener alguien a quien pedir protección es muy reconfortante, nada
más. La ciencia y la razón había sustituido a dios en mi devoción.
Ha pasado muchos
desastres por mi vida, terremotos, accidentes, me han rozado asesinatos,
enfermedades que doctores auguraban que no sobreviviría. Pude haber muerto muchas veces, que amigos
culpaban a la providencia divina que todavía este vivo. Y en ninguno de esos casos clamé a Dios.
Mi vida y mi
mundo estaban perfecta y racionalmente organizados hasta que hechos comenzaron
a resquebrajarlos.
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