viernes, 9 de abril de 2021
jueves, 8 de abril de 2021
martes, 6 de abril de 2021
¡Guíame Mabel! - XXV
XXV
Cuantas veces
escuche decir que uno labra su destino, que mi voluntad decide el rumbo de mi
vida, que uno forja su futuro, que con esfuerzo y trabajo podría alcanzar la
felicidad.
Ósea, nada está
decidido en la existencia, era un juego de azar donde yo jugaba mis cartas que
con dedicación hubiera conseguido. Tener amigos y buenos amigos también se le
atribuye a la suerte.
Suerte tuve de
conocer a Pepe. Era 1976 y yo tocaba rock en un conjunto musical. Alguien le
pasó la voz a Juan, quien era el jefe del grupo folclórico donde tocaba Pepe.
Me invitaron a que tocara la guitarra con ellos. Generalmente yo hacía los bordones y “llamados” de la música andina de acuerdo a la región o
provincia de la canción. Pepe tocaba el charango, Juan la quena y una chica,
Fresia, el bombo. Hacíamos presentaciones en eventos culturales los fines de
semana y eventualmente en los días de semana. Estuvimos en ese plan por casi un
año.
Un martes dos de
octubre se me ocurre darle una serenata a mi padre por su cumpleaños. Seria
apoyado por mis hermanos y unos amigos que también tocaban instrumentos.
Teníamos quena, zampoña, guitarra y bombo. Faltaba el charango que le daba
alegría y tradición a las canciones andinas.
El charango era
un instrumento difícil de conseguir. No se hacían muchos porque pocos sabían
tocarlos. Así que le pediría prestado el charango a mi amigo Pepe. Fui a su
casa en la urbanización Sol de Oro.
Cuando fui me
dijeron que estaba en el Jirón Ica, en el local del grupo “Retablo”. Fui allá y
lo encontré ensayando con otro grupo. Le pedí que me prestara el charango
cuando acabara su ensayo. Me dijo que ya. A las ocho de la noche lo fui a
buscar y le pedí el charango.
-Lo voy a
necesitar mañana en la noche.
-No te
preocupes, te lo llevo a tu casa mañana por la mañana
-La verdad, se
lo he prestado a un amigo.
Eso me
desilusionó tremendamente. Había perdido casi un día tratando de que me lo
prestara para que me defraudara de esa manera. Yo que había hecho la idea de
que la serenata iba a salir bonita. Frustrado regresé a mi casa y di la
serenata sin el charango.
Paso un año y
estaba en mi casa cuando toco la puerta Pepe. Nos saludamos y me reveló el
motivo de la visita. La visita era extraña porque nunca había venido a mi casa
y no lo había visto desde el día martes dos de octubre del año pasado cuando me
negó el charango. Y justo se aparece un año después en la misma fecha, 2 de
octubre.
-Quisiera que me
prestes tu charango.
Me asombró que supiera que tenía un charango. El charango que yo tenía era un
quirquincho, un charango especial, estaba hecho del caparazón del armadillo. El
charango que rehusó prestarme era de madera, que no chillaba como el mío.
-Necesito que me
lo prestes porque tengo un evento y no tengo charango.
-No tengo
charango, el que uso me lo presta un amigo que vive en Balconcillo.
-¿Puedes darme
la dirección para pedirle que me lo preste?
-Claro! Espérame
un ratito que saco su dirección.
Mientras entraba
en mi casa me detuve a pensar en lo que estaba haciendo.
Yo tenía el
charango conmigo pues lo había comprado a mi amigo puneño. El negárselo me parecía
egoísta. Entonces reflexioné. Pepe me viene a pedir el charango al año exacto
cuando me lo negó. Encima me engaño diciéndome que me lo daría cuando después
se negó. También pensé en todo el trabajo que Pepe había hecho para localizarme
y venir desde tan lejos hasta Javier Prado en San Isidro. Sentí compasión. Dudé
que el supiera que estaba pasando, que al año de haberme negado prestarme el
charango él se ponía en el lugar que yo estuve un año atrás.
Bajé de mi dormitorio y le di una dirección que me imaginé tendría mi amigo Lucho, el del charango, porque la verdad la
desconocía.
Le entregué la dirección a Pepe y se fue a localizar a mi amigo. Al cabo de una
hora regresa Pepe y toca mi puerta.
-Encontré a tu
amigo y me dijo que no tiene el charango.
Me asombré que
Pepe hubiera encontrado una dirección falsa.
-No sé por qué
te habrá dicho eso. Tal vez no quiere prestártelo. -Lo vi entristecerse.
En ese instante
dudé. Pensé que de todas maneras debería prestarle el charango. Pero, de
pronto, me acordé de la duda que tuvo Arjuna frente a una batalla que se relata
en el Bhagavad Gita. Arjuna era un guerrero líder de su familia que iba a
luchar por recobrar su reino arrebatado por sus familiares, tíos y primos. Al
verlos frente a su ejército, Arjuna se desploma y rehúsa dar inicio a la
batalla porque eso causaría la muerte de sus parientes. Ante ese hecho, su
amigo el dios Krishna le aconseja que lo haga porque esos familiares no eran
merecedores de su reino y que para todas luces ellos ya estaban muertos pues no
es de Arjuna la decisión que ellos vivan o mueran. Entonces Arjuna da inicio a
la batalla.
Entonces entendí
que no era casualidad lo que me estaba pasando, que yo tan solo era un
instrumento del desenlace que Pepe iba a sufrir. Yo tenía que cumplir mi parte
en ese juego cósmico del destino que ya estuvo establecido entre Pepe y yo.
Lo mandé al
Centro del Arte Popular de San Marcos, donde tenían un charango, aunque dudé que se lo fueran a prestar.
********************
Sun King - The Beatles (Subtitulado Español)
“Sun King” fue grabada en 1969 por Los Beatles.
Los Beatles siguen la corriente que se da en los sesentas y aun los setentas donde se glorificaba al sol. Ellos ya habían grabado una canción con el título “Aquí viene el sol”. Esta canción es casi una parodia de aquella. La traducción de la primera parte es correcta, no así la segunda parte donde mezclan el italiano con el español que le da un sentido confuso.
jueves, 1 de abril de 2021
¡Guíame Mabel! - XXIV
El mundo era
extraño, se podía percibir, se podía oler, sentir y ver. Así de claro yo, de niño, era capaz de ver a
los sintientes obrando forzadamente en él, dolientemente, frustradamente. Yo me
daba cuenta. ¿No se daban cuenta los mayores? Solo necesitaban mirarse en el
espejo y ver las máscaras que se ponían cada día, de sinceridad, honestidad,
sensibilidad. Llevaban la vida de carrera de galgos, rompiéndose la pata y la
vida para existir.
Intuí que no era
conveniente que los adultos supieran que yo sabía lo que ellos no. Yo poseía
unos ojos auscultadores, interrogativos, pero más que todo observadores. Ya
tempranamente delataron mi inteligencia.
- ¿No le ves los ojos? –Escuché a mi
padre increparle a mi mama sobre mí.
Entonces no me
esforzaba en parecer listo. Por eso me conducía modestamente en la casa y en la
escuela. Pero frente a los otros niños no tenía por qué. Para ellos yo me
portaba “mal”, decía o hacia cosas que no se debía. Hasta los más grandes que
yo se extrañaban que usara palabras que ni siquiera ellos conocían, como cuando
use la palabra “lacónico” cuando tenía seis años. Los chicos de doce me miraban
como “bicho raro”.
Algunas veces me
ganaba los sentimientos y me exponía a que yo mismo me incriminara.
Una vez mi mamá
conversaba con su hermana mayor quien le contaba que había soñado que tenía
unos mellizos. No perdí ese momento de hacerme notar.
- Mamá, ¿Por qué no sueñas también con
tener mellizos?
- ¡Cállate, chico malcriado! – grito mi
tía.
Hasta allí llegó mi osadía.
miércoles, 31 de marzo de 2021
martes, 30 de marzo de 2021
Chullo el arriero
Vivíamos en un
mundo dentro de otro mundo.
Y nuestro mundo tenía
su propio códice de conducta, formas de comunicación y una identidad e ideal
que compartíamos todos nosotros. Lo que indiscutiblemente nos unía era el amor
y la práctica de las expresiones artísticas de la cultura andina. Fundamentalmente
compartíamos una forma de ver el mundo. La mayoría de sus miembros eran
migrantes de casi todas las regiones del país. Venían de las variadas comunidades
que han existido antes de la colonización europea y aun antes de la conformación
de la nación moderna llamado Perú. Eran los que originariamente mandaron pero que
devinieron en dominados. Esas comunidades preservaron sus costumbres
ancestrales a pesar que el Perú oficial dominante les imponía una diferente organización
social, política, económica y cultural
Entonces, como
hormigas, los integrantes de ese mundo se esforzaban y se multiplicaban por
llevarse a cabo los eventos donde se cultivaban las tradiciones andinas. Las
familias de migrantes preservaban las costumbres de sus comunidades a través de
fiestas, eventos, ceremonias cívicas y religiosas. Todo ello requería el acopio
de infinidad de equipo y vestuario para cada danza. Para una danza comúnmente se
requería siete a ocho accesorios para el varón, como sombrero, pañuelo,
chaleco, faja, pantalón, zapatos, pañuelos de mano. Para las mujeres necesitan otro
tanto, como sombrero, pañal, maquitos, cotón, faja, fustán y zapatos. Todo eso
de una sola danza y el número de las danzas que generalmente se practicaba eran
cien.
El acarreo del vestuario,
para por lo menos cuatro parejas por actuación, el transportar a los músicos ejecutantes
de la música vernácula, exigía movilizarse por los diversos municipios de Lima.
Las líneas de transporte de ese material cruzaban la ciudad de norte a sur y de
este a oeste, principalmente los viernes sábados y domingos, desde que amanecía
hasta el amanecer del nuevo día.
Chullo era uno
de los encargados de esa tarea. Cruzaba varias veces el damero de Pizarro, la
parte posterior del Palacio de Gobierno. De allí hasta La Parada, a Breña, el
teatro Pardo y Aliaga, el Teatro Municipal, muchas veces localidades como
Vitarte y aun hasta Naña y Atocongo. Luego de terminar las actuaciones, Chullo
tenía que hacer todo de vuelta, pero al revés.
Un lunes lo encontré
a la una de la madrugada en su cuarto en la Plaza Unión, recostado en su colchón
de paja, medio muerto de cansancio. Noté que se había sacado los
zapatos y un calcetín aparecía en la entrada de su cuarto.
- Chullo, ¿Que
hace tu media allí? –Le pregunté.
-Descansando.
- ¿De tu pie?
-De mi zapato.
-Se ha
arrastrado hasta allí, agonizante, con la lengua afuera.
viernes, 26 de marzo de 2021
¡Guíame Mabel! - XXIII
¿Qué tan
poderoso era el espíritu de Mabel? Decidí descubrirlo.
Ya lo había
tratado de hacer un año antes pero no pude ver nada que fuera preocupante.
Ahora a meses de su partida podía leerlo claramente.
Mabel era una
persona intuitiva y psíquica. También era sensible al dolor de los demás y
podía captar los sentimientos que flotaban a su alrededor.
Todos estos
atributos no solo fueron originados en su niñez. Ella no sabía que esa
sensibilidad provenía de vidas anteriores. Esos sentimientos que tenía la
confundían y le ocasionaban temor por no entender de dónde venían.
Algo crucial que
Mabel no sabía pero que talvez intuía era que se enamoraría de una persona con
la cual nunca podía estar. Eso era claro para mí, porque yo si sabía que
tampoco podía estar con ella, no en esta vida por lo menos. Esto lo verifique
al ver a Neptuno en su casa quinta. De cierto había un sutil sentimiento entre
los dos que corría por invisibles lazos. A veces se habla de una especie de
química que hay entre dos personas que explica la mágica armonía que se enlaza
entre ellos. Yo la descubría al ver sus ojos que se mostraban más vivaces, su
risa más aguda, más intensa. Sentía una cálida emoción cuando estábamos juntos.
Pero llegar a estar con ella era un imposible, no porque ella estuviera casada
o tuviera hijos, era todo eso y, indefinidamente inexplicable, algo más.
Neptuno en su
quinta casa lo decía. Neptuno hace que se enamore de una persona que no puede
estar con ella, porque ya está con otra persona o porque vive muy lejos o son
inalcanzables de un modo u otro.
Esa persona en
la vida de Mabel estaba determinado que fuera yo. Suena fatalista y contradice
el libre albedrio con que se dice se conduce el ser humano. No hay una
contradicción, nuestros hechos determinan nuestro destino. Las decisiones
tomadas a lo largo de nuestras vidas deciden lo que afrontaremos en nuestra
futura existencia.
Yo amaba a
Mabel, con un amor romántico, platónico. No la deseaba, no la quería en el
sentido de ser dueño de ella, de sus sentimientos, de su amor. Yo amaba una
imagen de Mabel y su cuerpo compartía esa imagen, por eso la amaba, no a ella
de por si sino lo que ella representaba.
Ahora lo sé
todo, lo comprendo todo, lo veo claro. Lo constato después que todo está
consumado.
****************************
LA AVENIDA DE LOS TILOS-LUCIANA
“La avenida de
los tilos” fue grabada en 1976 por la cantante argentina Luciana. La letra
pertenece a la poetisa María Wérnicke y la música de Marquito
Montoya.
Aunque es una canción
de amor, Maria Wérnicke afirma que compuso la
letra a raíz de la tristeza que sintió cuando
su hija viajó a España.
El título de la canción
alude a una avenida de cuatro cuadras en Mar del Plata que está adornada por
arboles de tilos.