¿Qué tan
poderoso era el espíritu de Mabel? Decidí descubrirlo.
Ya lo había
tratado de hacer un año antes pero no pude ver nada que fuera preocupante.
Ahora a meses de su partida podía leerlo claramente.
Mabel era una
persona intuitiva y psíquica. También era sensible al dolor de los demás y
podía captar los sentimientos que flotaban a su alrededor.
Todos estos
atributos no solo fueron originados en su niñez. Ella no sabía que esa
sensibilidad provenía de vidas anteriores. Esos sentimientos que tenía la
confundían y le ocasionaban temor por no entender de dónde venían.
Algo crucial que
Mabel no sabía pero que talvez intuía era que se enamoraría de una persona con
la cual nunca podía estar. Eso era claro para mí, porque yo si sabía que
tampoco podía estar con ella, no en esta vida por lo menos. Esto lo verifique
al ver a Neptuno en su casa quinta. De cierto había un sutil sentimiento entre
los dos que corría por invisibles lazos. A veces se habla de una especie de
química que hay entre dos personas que explica la mágica armonía que se enlaza
entre ellos. Yo la descubría al ver sus ojos que se mostraban más vivaces, su
risa más aguda, más intensa. Sentía una cálida emoción cuando estábamos juntos.
Pero llegar a estar con ella era un imposible, no porque ella estuviera casada
o tuviera hijos, era todo eso y, indefinidamente inexplicable, algo más.
Neptuno en su
quinta casa lo decía. Neptuno hace que se enamore de una persona que no puede
estar con ella, porque ya está con otra persona o porque vive muy lejos o son
inalcanzables de un modo u otro.
Esa persona en
la vida de Mabel estaba determinado que fuera yo. Suena fatalista y contradice
el libre albedrio con que se dice se conduce el ser humano. No hay una
contradicción, nuestros hechos determinan nuestro destino. Las decisiones
tomadas a lo largo de nuestras vidas deciden lo que afrontaremos en nuestra
futura existencia.
Yo amaba a
Mabel, con un amor romántico, platónico. No la deseaba, no la quería en el
sentido de ser dueño de ella, de sus sentimientos, de su amor. Yo amaba una
imagen de Mabel y su cuerpo compartía esa imagen, por eso la amaba, no a ella
de por si sino lo que ella representaba.
Ahora lo sé
todo, lo comprendo todo, lo veo claro. Lo constato después que todo está
consumado.
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