Otis Redding murió en un accidente aéreo el 10 de
diciembre de 1967, un mes antes del lanzamiento de esta canción (8 de enero de
1968) y tres días después de grabarla. Fue con diferencia su mayor éxito y
también el primer sencillo póstumo número uno en Estados Unidos. En el momento
de su muerte, Redding era una estrella en ascenso que avanzaba hacia el éxito
general. Es muy probable que hubiera grabado muchos más éxitos de haber vivido.
Esta canción es muy singular, no tiene la característica
de una balada, tampoco de una romántica canción y menos de rock.
-¿Qué es? Es la constatación de que se vive una aflicción.
-¿De qué? De soledad, apatía, monotonía.
-¿Por qué? Por alguna o muchas desilusiones.
El autor, que es al mismo tiempo el cantante, expresa
en la letra cuando se anda en los linderos de la depresión
Allá nos mandó Ormeño, el compañero dirigente del Frente, a dar una presentación cultural. Nos reunimos en San Marcos con los compañeros de la dirigencia barrial. Ellos también nos llamaban así, de esa manera, compañeros, tal vez en retribución a nuestra participación. Así que, todos éramos compañeros.
Eran como la una de la tarde y el micro se destartala por el camino polvoriento y lunar que llevaba a Chorrillos. Nos bajamos cerca del cementerio. Las casas estaban hechas de triplay, esteras, cartón, paneles de avisos comerciales, calaminas y plástico, bastante plástico.
Nos paramos en una esquina de lo que parecía el parque principal, que no era más que un canchón terroso donde no había casas. El sol achicharraba nuestros cerebros, así que tratamos de arrimarnos lo más que pudimos a la flaca sombra de una rareza, una pared de ladrillo. Parecía que la coordinación entre los dirigentes y Evo nuestro secretario del centro no estuvo bien hecha, porque eran la una y no había público. ¿Quién no va a saber que, a esa hora, los escolares estaban en clase, los hombres en sus trabajos, las mujeres cocinado o trabajando? Así que solo nos acompañaban escasamente unas siete personas, ni siquiera había un coordinador de los dirigentes. Nosotros tomábamos nuestra misión como un apostolado pues veníamos trayendo “cultura” a este pueblo tan necesitado.
Empezamos tocando el sicuri “Raza de acero” (que después me di cuenta que pertenecía al cancionero tradicional de Puno y su nombre real era otro). Siempre nos aplaudían esa canción, tal vez porque la canción iba “increscendo”, pero las dos madres y los niños que nos miraban no se impresionaron para nada.
Nos acompañaba Danilo Sesquen un compañero de Huaral. Al ver que nuestra actuación estaba en “crisis”, Evo le dijo que cantara. Danilo nos pidió que tocáramos “Naranjita de Huando”. Me sorprendí y al instante entre como en un túnel del tiempo y recordé las naranjas “Huando” que vendedores en carretillas solían pasar pregonándolas por las calles y yo niño, rogábale a mi mamá que me comprara porque eran las más dulces y jugosas en todo el mundo. Cuando reaccioné me di cuenta que no sabíamos hacer la introducción que era con arpa y con un estilo que parecía de Cajatambo, en la sierra norte de Lima. Al no poder hacer la “entrada” correcta copiamos de la entrada de los huaynos ayacuchanos que era un poco más ligera. Y Danilo Sesquen empezó a cantar las estrofas “quisiera ser naranjita de la hacienda de Huando, quisiera ser naranjita de la hacienda de Huando, para que me andes chupando con tus hermosos labios, para que me andes chupando con tus hermosos labios”. Algo tenía en su alegre voz, algo lucia en su sonriente rostro que nosotros mismos nos contentábamos verlo actuar. Y esos saltitos que como grillo daba ese cuerpo pequeño causaba simpatía. Y es porque era natural y sincera su entrega, porque era un verdadero cantor del pueblo.
Muy adentro 'el corazón donde palpita la vida, siento
como un comezón, Ahí será, mi prenda querida.
Cuando pase por tu rancho muy cerca 'e la madrugada, machadito
con aloja Lei' cantar una vidala.
Anoche, antes de dormirme debajo un cielo nublado, de
pensar en tus ojitos vi todo el cielo estrellado.
Chakay manta, de ande soy me he traído esta chacarera,
pa' bailarla alguna vez pero no una vez cualquiera, ¡hey!
¡Adentro!
Una moda hay en mi pago ¡Qué moda más divertida! Hacemos
machar las viejas en medio de las comidas.
Una moda hay en mi pago ¡Qué moda más lisonjera! cuando
se machan las viejas bailamos la noche entera.
Hay una que es la más linda de la moda de mi pago quien
la quiera conocer que viva un tiempo en Santiago.
Chakay manta, de Andes soy me he traído esta chacarera
pa' bailarla alguna vez pero no una vez cualquiera.
Chakay Manta: expresión quechua que significa “de allá”, “de donde soy”.
Machadito: En Argentina, "machadito" (o
"machado") puede referirse a una persona que está ebria o borracha.
Aloja: es una bebida fermentada tradicional,
generalmente elaborada a partir de algarroba (frutos de los árboles Prosopis),
aunque también se pueden usar otras fuentes de carbohidratos como el maíz. Se
trata de una bebida popular en el noroeste argentino y en el Gran Chaco, con
historia pre-hispánica.
Vidala: es una
forma musical y lírica del folclore argentino, especialmente del noroeste del
país. Se caracteriza por ser una composición cantada, a menudo a dos voces, que
expresa sentimientos melancólicos o de nostalgia, generalmente sobre temas de
amor y desengaño. Se acompaña tradicionalmente con caja (un tipo de tambor) y,
más recientemente, con guitarra.
Machar: En Argentina, "machar" significa
beber mucho alcohol, generalmente hasta quedar borracho. También puede
referirse a una persona que se ha bebido mucho.
"Nathalie" es una canción escrita e
interpretada originalmente por el cantautor francés Gilbert Bécaud. La lanzó en
1964 en su álbum titulado 'Gilbert Bécaud'.
La canción trata sobre un francés que se enamora de
una mujer rusa llamada Nathalie durante una visita guiada a la Plaza Roja de
Moscú en plena Guerra Fría.
La canción ha sido versionada por numerosos artistas
de todo el mundo; una de las más famosas es la del cantante español Julio
Iglesias. Hizo una versión en español de la canción en 1979 para su álbum.
El final de la canción es la parte más fuerte. Esta
canción fue escrita en la época de la Guerra Fría más dura (1963). El romance
entre un cantante parisino y una guía turística rusa estaba condenado al
fracaso. La última frase, donde el cantante expresa su convicción de que algún
día será el guía de Nathalie cuando visite París, no es más que su profundo
deseo que se resuelvan los conflictos que prolongaban la Guerra Fría...
La versión en español de Nathalie fue grabada por el
grupo chileno Los Hermanos Arriagada y se transforma en un verdadero fenómeno
en América Latina. El tema fue presentado por primera vez en Radio Cooperativa
con la orquesta de Juan Azúa, donde la canción debió ser interpretada dos
veces, dado el revuelo en las afueras del estudio.
Jorge Arriagada ha manifestado -en varias entrevistas-
que recibió informaciones de que la canción fue incluida en los cancioneros
escolares en Cuba y fue prohibida en algunos lugares de Perú por una
"supuesta" apología al comunismo. Esta canción -sin quererlo- se
convirtió en himno de organizaciones de izquierda, por su alusión a lugares de
la URSS y la Revolución de Octubre, no obstante, el grupo no tenía afiliación
política.
Cada vez que me acuesto para dormir, no recuerdo las
cosas que hice en el día, solo me pregunto si en mis sueños te voy a encontrar.
Esta pregunta suena ya como una plegaria por habérmela preguntado tantas veces.
Pero no puedo dejar de hacerlo porque es lo mas real que existe para mí. Aunque
me golpee la cabeza o me sangre alguna herida, tú
eres lo mas real y concreto.
Alguna vez se cumple mi pedido, pero las mas de las
veces es por tu voluntad … y no la mía. Hay veces que te necesito
desesperadamente, dramáticamente, dolorosamente, pero al final me resigno si no
te encuentro.
Ayer me desperté con una canción tarareándose en mi
mente: “cada vez que pienso en ti, nace un mundo dulce y nuevo, porque brilla
en tu mirar una nueva luz de ensueño, …”
La recordé, era una canción de Donald, cantante
argentino quien popularizo “Tiritando”. “El milagro de tus ojos” es una canción
que podría calificar de sofisticada, con poesía fina y natural. Es bonita pero cuando
la escuché en los sesenta no era de mis preferidas. Es suave y
serena, adjetivos y atributos alejados de mi juventud.
Pero al escucharla, se quien la puso en mi mente y se
a quien se la dedica. Me alegré mucho y desde ese día es una de las más
escuchadas en mi vida
Corría el año 1973
y Joan Manuel Serrat publicaba su décimo álbum, titulado Per al meu amic (Para
mi amigo, en catalán). El disco, grabado en su totalidad en la lengua materna
del cantautor, tenía nueve canciones. Entre ellas, Pare (Padre). Un desgarrador
alegato mediante el que Serrat denunció, hace nada menos que medio siglo, la
destrucción del planeta.
En ese entonces
casi nadie hablaba de deforestación, ríos y mares contaminados, alimentos
‘regados’ con agrotóxicos, tierras inutilizadas por el uso indiscriminado de
químicos, poblaciones expuestas a enfermedades incurables.
Hace 50 años nadie
hablaba del cambio climático, de las olas de calor extremo que matan, de las
tormentas atípicas que arrasan poblaciones, de inundaciones, incendios, sequías
y otros fenómenos que pegan sobre toda la humanidad, pero fundamentalmente sobre
los sectores más débiles.
Hace medio siglo,
Greenpeace se aprestaba a celebrar su segundo año de vida. Casi nadie en el
mundo conocía a la que hoy es la mayor organización ambientalista del planeta,
con 3,2 millones de adherentes en 55 países.
Pero hace 50 años,
con un poema excelso que recitado por él le pone la piel de gallina hasta al
más guapete del barrio, Joan Manuel Serrat se anticipaba cinco décadas al
moribundo planeta en el que hoy vivimos. Virtud que sólo traen al mundo consigo
los más sensibles y sublimes artistas.
El universo se expande, la materia se separa y no nos
damos cuenta. Ahora descubren que hay algo que viaja más rápido que la luz, que es el espacio, lo
cual se consideraba un imposible. Mientras, aquí yazgo, detenido, imaginando
que el tiempo discurre, cuando en realidad todo es presente. Y tú, brincando
de dimensión en dimensión, me ves como una petrificada criatura. Más estoy
esperando que acabe este sueño y coincida contigo en un sistema hermoso. Es
esto lo que me salva, el poseer, saber, conocer la verdad. Pero no, es más que
eso, es andar la verdad. Lo que ilustra fácilmente este enigma, es el verbo
estar. Porque cuando estas en la verdad, no necesitas saberla, ni toda. No
importa en que orilla de ella te halles, eres parte de ella. Yo me encontraba
en tránsito de alcanzarla y.… tú, con tu vida me la acercaste y con tu muerte
me engarzaste con ella. Ahora, apacible ausculto el horizonte por la dimensión a
la cual salte cuando este tiempo acabe.
Iba pensativo, por
las calles del Porvenir pensando prematuramente, a mi edad, del devenir, del
futuro, del porvenir, de la vida. Todos esos pensamientos se deslizaban a mi
mente, ante un proyector silencioso, en ondas luminosas, a veces tenues, veces inquietantes.
Estaba en esas
cavilaciones cuando, de pronto, de en medio del coliseo salió una voz, de la
garganta de una mujer, vestida de traje típico. Era una voz bien extraña,
grave, raspante, que emanaba desde las profundidades de un espíritu. Cantaba
como quejándose, como si se desgarrara por dentro. Unos músicos con
instrumentos de viento la acompañaban. La gente rabiaba, enardecida cuando
cantaba esa mujer; había mucha fuerza y tensión en su arte, su canto podía
haber abierto la tierra en dos.
Después supe que se
llamaba Flor Pucarina, pues su nombre estaba escrito en la pared. Sin saber, esa
visión se me quedo grabada en mi mente cuando tenía seis años y fui con mi mamá por La Parada, para hacer el mercado. La volví
a ver muchos años después, pero ya desde lejos, en el Teatro Municipal. Allí,
con pícara coquetería y
frente a todos, contó las doce polleras
que llevaba.
La vi unos años
después, durmiendo el sueño eterno. Iba en andas de su pueblo, en procesión,
llevada por millares de provincianos, por las calles de una Lima, que se identifica
con ella. Los criollos, los que se creían criollos, la “pituquería” y los que
se creían pitucos se preguntaban ellos mismos quién era esa, que arrastraba a la masa de gente del
pueblo en devoción y dolor por la difunta. Esa era Flor Pucarina y la quisieron
porque ella vivió y sufrió como uno de ellos.
“Across the Universe” o A través de universo fue compuesta por John Lennon y grabada en 1970.
John Lennon contó en 1980 que la inspiración le llegó como una explosión. Cuenta que no sabe de dónde le vino las ideas. Para Lennon, la canción se escribió a sí misma, como si él estuviera poseído o como si fuera un médium.
Lennon había admitido en 1970 que “A través del universo” era una de las mejores canciones que había escrito, que se destaca por las palabras, sin necesidad de la melodía, era como un poema que solo hay que leerla.
El estribillo "Jai Guru Deva Om" que se escucha en el coro es un mantra destinado a adormecer la mente para alcanzar una conciencia superior. Las palabras están en sánscrito y significan "Doy gracias al Guru Dev", que era el maestro del Maharishi Mahesh. El "Om" al final es el "oooohm" que se usa en la meditación para relacionarse con la vibración natural del universo.
La forma y el significado de la canción estuvo fuertemente influenciado por el interés de John Lennon y de los Beatles en la Meditación Trascendental a fines de 1967 y principios de 1968, cuando se compuso la canción. La meditación trascendental es una técnica de relajación que puede ayudar a desarrollar el cerebro, mejorar la salud y la vitalidad.
Creo que esta canción trata, sobre todo, de lograr un estado mental en el que ya no se necesite pensar, donde los pensamientos, las palabras y las preocupaciones desaparecen. Nos invita a abrir nuestra mente y sentir todo a nuestro alrededor, debajo de nosotros y por encima de nosotros, convertirnos en uno con el universo y todo lo que nos rodea, perder nuestra individualidad y volvernos al todo universal. De esa manera nada podrá cambiar nuestro mundo, nuestro universo, aceptando todo, impasibles, porque nuestra relación abierta con todo, nos da paz, tranquilidad y conformidad.
Todas las imágenes que nos provee la canción nos llevan en última instancia a testificar que el amor universal y absoluto existe y nos rodea y está dentro de nosotros.
Desde muy niño, mi vida siempre ha gravitado alrededor
de la música. Tengo recuerdo de haber escuchado música de mi gusto alrededor de
los 6 o 7 años cuando sintonizaba las emisoras de radio que más me gustaba. Esa
música era canciones de los 50. Después se han sumado melodías de todas las décadas
hasta la de hoy. Pero siempre se han adherido a cada momento significado de mi
vida, son la música de fondo de cada capítulo de mi existencia.Pero hay una cualidad que me provee la música, me sirve de punto y medio
de concentración y transportación de los sentimientos, como lo son las cartas
para los que leen el tarot, el zodiaco para los astrólogos, la bola de cristal
para el clarividente o la hoja de coca para el Altomisayoq. Las canciones me “hablan”
al corazón y “hablan” hablan al corazón de los que quiero. La música que mi
sentimiento elige se carga con una emoción intensa que traspasa espacio y
tiempo y transmite el mensaje. Ayer me puse a pensar maravillado que tú
te hayas comunicado conmigo después de tanto tiempo. Se que no es tanto como lo
digo, pero es como lo siento. Y no te lo agradecí, se me pasó. Me quedé pensando
en lo que me dijiste que me distraje.Por eso hoy, cuando me desperté, mis labios estaban cantando una canción
que nunca me gustó, de fines de los 80, llamada “Fantasy” del grupo “Autocontrol”,
con letra en español, todo un sin sentido.Pero tenía sentido en mi vida cuando me di cuenta que estaba cantando:
“Yo quiero una
verdad
Yo quiero una razón
No puedo comprender
Por qué no te puedo
encontrar
Siempre estuviste
en mí y no te pude alcanzar
Siempre estuviste
aquí
Eres ilusión, eres
realidad, eres como un sueño del que no puedo ya despertar”