Si no existe Dios y el hombre es el creador y el artífice de su destino,
ver hasta donde ha llegado en su derrotero nos prueba que es un fracaso. Las
cifras económicas, de salud, de vivienda, de contaminación, de guerras lo
comprueba.
Pero hay que deslindar responsabilidades. El hombre es un término genérico
pues no todos los hombres son culpables pues la mayoría de los seres humanos no
deciden por el rumbo de su destino. Son los líderes, los encumbrados en el
poder los que nos trajeron hasta aquí, desde miles de años atrás. Empezó desde
los primeros hombres que haciendo uso de la fuerza física se adueñaron del
producto de las cosechas y de la carne de los animales domesticados. Se
nombraron jefes del clan, de la tribu y de los pueblos, creando a unos
guardianes de su gobierno, los futuros ejércitos y hombres que administraban
sus propiedades. Pasamos a tener reyes, faraones, nobleza, presidentes y
gobiernos. Lo mismo que desde el principio pero más sofisticado. Si en la antigüedad
usaban los rudimentarios conocimientos en geometría y matemática y aun de astronomía
para usarlo en los sembríos y construcción de edificios y palacios, hoy usan la
ciencia y la tecnología con el mismo fin.
¿Se pudo variar ese camino? Si, retomando el poder por quienes realmente
crean la riqueza: la gente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario