XXII
Cuando tus días
acaban, tus ojos al cerrarse a esta realidad. se abren en otra. Por un tiempo
estas entre dos mundos, has perdido el cuerpo, pero aun mantienes rezagos de
vida sensorial que ya no tienes. Si estás preparado, inicias tu transito final, si no, das vueltas alrededor de tu cuerpo, tu casa, tus seres queridos. Realmente
no ves, sientes. Y extrañas la vida. Cuando ocurre la aceptación de tu muerte,
empieza a rodearte una infinita paz y alegría, un millón de veces más intensa
que en vida. Y en ese estado, se te otorga la oportunidad de regresar a tu
cuerpo. Algunos vuelven, pues asumen que tienen asuntos pendientes que
realizar. Muchos no retornan, ... como no regresaste tú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario