viernes, 17 de noviembre de 2023

Scarborough Fair/Canticle [Simon & Garfunkel]


Scarborough Fair es una canción tradicional inglesa de autor desconocido. Tiene múltiple versiones y quizá la más conocida sea la del dúo Simon y Garfunkel, desde que apareció en la película El graduado. A menudo se canta en forma de dueto con las voces masculina y femenina al unísono.

La canción trata sobre un joven que ha sido abandonado por su novia. El texto invita al oyente, dado el caso, que fuera a la feria de Scarborough, a pedirle a su antigua amada, que si quiere que él vuelva a creer en su amor haga cosas del todo imposibles como: hacerle una camisa de lino sin costuras, conseguir un terreno entre la playa y el agua, arar con un cuerno de cordero o plantar un campo entero con un solo grano de pimienta.

En el segundo verso de cada estrofa se repiten las palabras: perejil, salvia, romero, y tomillo, constituyendo un motivo clave en la canción que probablemente representen simbólicamente las cualidades que el cantante quiere que tanto él como su amada tengan para hacer posible su vuelta. Otra posible explicación de porqué se repiten estas plantas a lo largo de la canción, es que se creía que con estas hierbas se podía fabricar una pócima de amor muy popular durante la Edad Media.

Escuché esta canción por primera vez cuando vi la película “El graduado” en 1969. Me quedé fascinado con la película y con la canción “Scarborough Fair”. Cuando pude adquirí la película y la veía una y otra vez. Obtuve la canción y la regrabé en un casete en todo un lado y así la escuchaba repetidamente.

Años después, cuando vivía en Florida una amiga me alquiló su casa, la cual tenía un adorno en la entrada que decía: “Parsley, sage, rosemary and thyme” (perejil, savia, romero y tomillo). Entonces entendí que estaba recorriendo un camino que estaba ya escrito para mi.

Luego me vino una atracción por el estado de Virginia, sin saber porque razón, y era tanto el interés tanto que quería vivir allí. Pasaron muchos años y llegue a Virginia, a la ciudad de Charlottesville. Buscando una casa para comprar me perdí en un camino y desemboque en una linda calle que no tenía salida. Pase por una casa que estaba entre las más bonitas de la calle y la vi. Y Me di la vuelta y me dije: Esta casa quiero tener.

La verdad es que se veía que era una de las más caras. Me pregunté si sería posible que yo pudiera comprarla. Saliendo de la calle mire su nombre y se llamaba … ¡Scarborough Place! Pensé ¡Esta es! Pero no la compré porque no se vendía.

Entonces alquilé una casa. Al año me animé a comprar casa. Y vi un montón pero ninguna me gustaba. Desilusionado busqué en el internet y vi una casa que recién hacia unos minutos que había salido al mercado de casas y nadie la había visto aún. Y era la casa de Scarborough. La dueña era una señora que se había sacado la lotería dos veces pero que estaba perdiendo la casa por falta de pago. Por ello, la puede adquirir a un buen precio. Viví en esa casa y aun es  mi casa, en Scarborough Place.

El destino me trajo aquí y en el destino siempre he de creer.

 

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Scarborough_Fair


miércoles, 15 de noviembre de 2023

¡Guíame Mabel! - LXII

Parecía un sueño irreal, quizás un sueño dentro de otro sueño o talvez un alma que atraviesa dimensiones en un chistar. 

Me encontraba confundido y preocupado en mi mundo que me fui a dormir. En mi sueño deambulada compungido por las calles de una ciudad desconocida. De pronto me hallé dentro de una casa, andando por una sala de paredes blancas. Vi pasar a un hombre, me dio la impresión que no me vio porque ni siquiera se inmutó por mi presencia. Desde otra habitación apareces tú. Eso me hizo pensar que estabas en tu casa y casada y que el tipo que vi era tu esposo. Me viste y sin reparos me tomaste de la mano y me arrastraste a tu habitación. Me sentí turbado por tu reacción, pero me dejé llevar. Y es que estaba tan triste y desconsolado. Entonces me cogiste y empezaste a hacerme el amor. Era tan intenso el placer que me disté que me desvanecí. Volví en mi después de, no sé cuánto tiempo, aun me tenías entre tus brazos. Me sentí mejor y salí a la calle, a seguir caminando, pero ahora, con un mejor humor.


domingo, 12 de noviembre de 2023

With a little help from my friends - Joe Cocker woodstock - Subtitulada


¿Qué pensarías si yo cantara desafinado?
¿Te levantarías y te alejarías de mí?
Préstame tus oídos y te cantaré una canción
Y trataré de no cantar fuera de tono
Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos
¿Qué hago cuando mi amor se ha ido?
(¿Te preocupa estar solo?)
¿Cómo me siento al final del día?
(¿Estás triste porque estás solo?)
No, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos
¿Necesitas a alguien?
Yo necesito alguien a quien amar
Podría ser cualquiera
Yo quiero alguien a quien amar
¿Crees en el amor a primera vista?
Si, estoy seguro que pasa todo el tiempo
¿Qué ves cuando apagas la luz?

No puedo decírtelo pero sé que es mío

Joe Cocker hace la representación de la canción ¨Con una pequeña ayuda de mis amigos¨ en Woodstock en el año 1969, con su camiseta coloreada artesanalmente, dando todo de sí en su interpretación. Verlo cantar emociona tremendamente, con su estilo retorcido, catatónico, que pareciera que se fuera a desintegrar en pedazos, como el androide de la película ¨Alien¨ que despedazado comenzó a sangrar fluido blanco.

Y es admirable que con un estilo anormal se hiciera de un espacio en la música de los jóvenes iconoclastas de los sesenta. Algunos jóvenes de estos tiempos lo ven ridículo y risible porque no entienden de la autenticidad de Joe Cocker, que se alzó a la fama a puro pulmón, desgañitando, gritando e inflando las venas y arterias de su rostro para expresar lo que quería transmitir, transformando una canción casi anodina de Los Beatles en una canción totalmente diferente, con un tema dramático, existencial, de un pedido de amor fraterno a pesar de las limitaciones del individuo. Hoy que los artistas se reproducen por esporas, por fecundación in vitro, en las grandes corporaciones discográficas con ramificaciones mundiales en los medios periodísticos, radiales y televisivos, que fresco y genuino se siente a Joe Cocker.  Si, claro, seguro que estaba con unos centímetros cúbicos de ácido encima, como el medio millón de personas que se congregaron en los campos de Woodstock. ¿Acaso eso desmerita su arte? No, su arte lo transformó en nuestro héroe.

martes, 7 de noviembre de 2023

¡Guíame Mabel! - LXI


 

Fui a ver a Sebastián pues necesitaba que me hiciera un trabajo. Llegué a su casa, de apariencia modesta en un barrio humilde. Toqué la puerta y me abrió Sebastián. Se que se sorprendió de verme.

(¿Qué hace aquí? ¿Por qué habrá venido?)

Eran preguntas que se le cruzaron por la mente. Es verdad que no debería de acercarme a él, después de lo que sucedió. Pero fui, no por fresco ni inconsciente. Algo dentro me animó a hacerlo.

-¡Hola Sebastián! -dije con naturalidad, como si no nos hubiéramos dejado de hablar después de nueve años.

No espere que me respondiera.

-Quería que me ayudaras a cortar y pintar este mástil de bandera.

Había llegado con una bandera de cuatro o cinco metros y un pendón multicolor.

-Pasa – me dijo seriamente.

Entramos a la sala, pequeña, con muebles desgastados, piso con losas descoloridas y pintura de las paredes envejecida. Me senté en un sofá desvencijado y le comencé a explicar qué exactamente necesitaba. De pronto se me acercaron dos niños, un varoncito de 8 o 9 años y una niñita de, talvez de tres. La niña se me trepó queriendo que la cargara. El niño me hablaba de juegos que le gustaba. Sentí que todo ese peso de criar a dos hijos, huérfanos de madre debía de ser muy duro para Sebastián, teniendo que trabajar en su casa para cuidarlos, pero perdiendo la oportunidad de visitar o buscar nuevos clientes.

Sebastián no me dijo que me iba a ayudar, pero tampoco que no, pero sentí que estaba dispuesto.

Ya los chicos tenían que comer y Sebastián les ordenó que sentaran en una mesa de mantel de plástico raído. Quise llevar a la niña a su silla cuando de pronto, de una habitación aledaña a la sala, que era el único dormitorio de la casa, salió una mujer que se sentó al lado de los chicos. Nadie la vio, ni siquiera Sebastián. Todos actuaban como si esa mujer no existiera, pero yo si la vi.

-Y … ¡eras tú! Serena y callada, ¡eras tú! Te reconocí, a pesar de tu ropa antigua. Tú, al lado de tu familia, de tu esposo y de tus hijos. Nunca los abandonaste, siempre viste por ellos. Y me alegré profundamente por ello, pero sin saber porque, también me entristecí.

 

viernes, 3 de noviembre de 2023

Gordon Lightfoot - If You Could Read My Mind. Si pudieras ller mi mente

 
If you could read my mind. Gordon Lightfoot, 1970

El arpegio de la guitarra al inicio de la canción nos trae un humor de melancolía, una nostalgia dulce que nos entrega a la voz que revelará una historia de fantasma e encantamiento, de una cruel soledad y castigo. Y es por intermedio del cuento, la forma simple y arcaica que usamos para conocer la realidad de la existencia y las vicisitudes del corazón. Solo el cuento puede retrotraer las vidas pasadas que tuvimos y entrelazarlas con el presente. Así, la agonía de una ruptura se desglosa en tantas vidas, eternamente.


miércoles, 1 de noviembre de 2023

El futuro - Julio Cortázar

¡Guíame Mabel! - LX


Tengo que decirte que las canciones que les gustaban a mis padres, a fines de los cincuenta, sonaban sosas a mis oídos, siempre las relacionaba con antigüedad, atraso y estancadas en el tiempo. Por lo tanto, canciones de “La sonora matancera”, “Los Panchos”, “Pedro Armendáriz” y una retahíla más de intérpretes de aquel tiempo me disgustaban. Y ni hablar de los géneros musicales como guaracha, mambo, bolero o son cubano, olían a naftalina, como la ropa que usaban los mayores. Desde ese entonces esa música y el contenido de sus letras estaban guardadas en el arcón donde se almacenan los trastos olvidados de la vieja generación que se olvida.

Por otra parte, me he deleitado en dedicarte canciones de mi generación, entre poemas y cuentos que usualmente te escribo. Muchas veces me he preguntado si tiene sentido hacerlo sabiendo que tú lo sabes todo lo que está dentro de mi corazón. Pienso que lo que hago se torna redundante. Lo hago por obsequiarte algo bello, aunque la mayoría de las veces no lo logro, pero lo hago con mi mejor esfuerzo para que sepas lo que siento por ti. En verdad, no sabía cómo lo tomabas.

Hace dos días desperté súbitamente y en mis sienes retumbaba el titulo una canción: “Escríbeme”. La voz que la cantaba era de una mujer y la melodía era de un bolero. Ya había escuchado esa canción antes, en la época de mis padres, cuando en la radio les gustaba escuchar esas canciones pero que a mi tanto me desagradaba. Era cursi,  con exceso de sentimentalismo, con versos toscos como “aunque sea con borrones”. ¿A quién se le ocurriría componer un tema así, ahora?

Entonces, me pregunté, ¿Qué hace esa canción en mi cabeza? Canción que había quedado tan lejana en el tiempo. Solo tu podías habérmela plantado y era la respuesta sutil a mi interrogación ¿te gusta que te escriba?

-Si …

Son tus cartas mi esperanza

mis temores, mi alegría

y aunque sean tonterías

escríbeme, escríbeme.

 

Tu silencio me acongoja

me preocupa y predispone

y aunque sea con borrones

escríbeme, escríbeme

 

Me hacen más falta tus cartas

que la misma vida mía

lo mejor morir sería

si algún día me olvidaras

 

Cuando llegan a mis manos

su lectura me conmueve

y aunque sean malas nuevas

escríbeme, escríbeme…