sábado, 29 de abril de 2023

¡Guíame Mabel! - LVI

 


En el fragor de mis deseos, de mis esperanzas y temores chocándose entre sí me dormí una noche y me encontré dialogando con un personaje singular a quien recurrí por ayuda.

-Tiempo, détente un momento.

-No puedo detenerme.

-¿Por qué?

-Yo solo soy una sucesión de eventos, si me detuviera dejaría de ser el tiempo.

-Entonces, ¡tú no existes!

-No, pero pongo límite a tu vida.

-Tú no decides si vivo o muero, pero sé que moriré algún día.

- Seguro no te asusta el morir, pero te aterra el no saber cuándo ¿no? Además, no me detendría por un simple mortal. Por tu especie pasaría de largo.

-Sé generoso. Al menos dime que puedo hacer.

-¿Por qué quieres detenerme? ¿Quieres ser inmortal?

-No, quiero regresar el tiempo.

-¿Quieres vivir otra vez? ¿Por qué no esperas renacer? O quieres volver a vivir momentos placenteros. Los tendrás en tu próxima vida.

-No es eso. Los he tenido, pero se arruinaron. Y así ha pasado en muchas vidas

-¿Qué te impide resolverlo ahora? Aun tienes vida, ¡úsala!

-El ser con quien debería de resolverlo dejo tempranamente este mundo.

-Encuéntrala en la siguiente.

-Siempre llego o me doy cuenta tarde. Si hubiera muerto con ella talvez se hubiera resuelto.

-No apuestes al mundo de los espíritus, no puedes imaginar los extraños patrones que se tejen allí.

-Gracias por escucharme y tenerme paciencia.

-Bueno, tengo todo el tiempo del mundo.

-Tengo la impresión que quieres hacerte el gracioso.

-No, la gracia o la tristeza, la risa o el llanto no tienen sentido para mí, pero si para ti, por eso la usé.

-Más agradecido me siento contigo.

-De naranja.

-Estas ya exagerando.

-Bien, en lo humano, tú pones los limites.

-Dime entonces ¿Qué puedo hacer?

-Tendrías que ascender al mundo espiritual.

-¿Sin morir?

-Eso sería fácil si fueras un buda o un cristo.


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