martes, 8 de noviembre de 2016

Chullo II


Chullo era fuerte, tenía que serlo. En Chillca, su pueblo, el frio era moneda corriente al pie del Ausangate, pico de más de seis mil metros en el Cuzco. Tenía que serlo, en su comunidad de pastores de llamas, el frio es lo que te abriga. A tierna edad tiene que subir a la puna para pastear a los auquénidos, guarecido solo en una choza de piedras, ramas e ichu. Tiene que ser fuerte para subir al Colkepunku como ukuku y bajar hielo para ofrecer al Cristo de Qoyllurit’i. Tenía que serlo porque cuando nació Chullo, el Señor se llevó veintinueve angelitos... quienes murieron de gripe ese año.

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