"Cambalache" es un tango compuesto en 1934
por Enrique Santos Discépolo y que representa una crítica a la corrupción que
domino el siglo XX. Muchos gobiernos argentinos prohibieron su difusión hasta
que Domingo Perón levanto su veto.
Mas esta canción podría representar fácilmente la corrupción
que como una avalancha inunda este siglo XXI y todas las centurias anteriores desde
que el poder se asentó en los hombros de la humanidad.
Antes
de la constitución de los estados modernos, se podría decir que no había corrupción
porque era parte consustancial de esos gobiernos, llámense monárquicos,
imperial, etc. Después de la dación de la Carta Magna y del triunfo de la Revolución
Francesa la corrupción debería haber sido una práctica desterrada de cualquier
gobierno. Pero no fue asi, ha continuado y se ha expandido más allá de las
esferas de los gobiernos y abarca todos los sectores donde el dinero o el poder
se asienta. Poder es sinónimo de dinero porque van de la mano para lograr algo
simple, la acumulación de riqueza. Y es así porque la satisfacción de las
necesidades no tiene límite y con la riqueza o el poder la acumulación es
formalmente infinita. Sabemos cuántos millones tiene Bill Gates, 86 mil
millones, y Warren Buffet 76 mil millones de dólares. Con esas sumas nunca, ninguno
de sus descendientes tendría que trabajar pero siguen acumulando más dinero.
¿Porque
es así? Desde que todas actividades humanas son regidas por el factor económico,
el alcanzar y copar la cúspide de la riqueza es el fin primario y en muchos
casos obsesivo de no muy poca gente, de una manera legal, ética, moral o
ilegal, inmoral e injusta.
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