Nieve
en los Andes – Emilio Loza
Soñé
que la nieve ardía,
soñé
que el fuego se helaba.
Y por
soñar lo imposible,
soñé
que tú me querías.
Y por
soñar lo imposible,
soñé
que tú me querías.
¡Ayayay
juliaqueñita!
soñé
que tú me querías.
A mí
me llaman paja brava
porque
vivo en el campo,
con
el frio y con el viento,
verde
no más me mantengo.
Escuché esta canción allá por
los ochenta y pico en un teatro donde la tocaron un grupo de amigos. Me asombró la descripción
de esas absolutas discrepancias. No entendía que la nieve ardiera o que el
fuego se helara.
-¿Cómo podía ser eso?
-O ¿cómo podía alguien
describir eso?
Sentí una sensación extraña y
solo imaginar que eso fuera posible hacía caer mi ser en un abismo infinito y oscuro. Era aun joven y no entendia mucho de los sentimientos. Por eso, allí lo deje.
El tiempo pasó en mi única vida y me hizo conocer
inconcebibles en mi existencia. Hoy que escucho otra vez la canción, comprendo
la magnitud de la infinita desesperanza que conduce el soñar imposibles.
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