Viajaba por primera vez en tren a la sierra. Iba
contento apreciando el paisaje que regalaba la tierra a mis ojos. El tren iba
reptando como un gran gusano de hierro entre los pliegues tectónicos que dejaba
la tierra al arrugarse. Iba contento con la cabeza observando la brecha que
abre el tren a su paso por los matorrales. Me maravillé de ver infinidad de flores amarillas a la vera, me causaban
alegría.
-Chullo, ¿que son esas flores amarillas?
-¿No sabes?
-Yo no soy de la sierra, Chullo.
-Son flor de retama.
Nos dirigíamos a Huancayo, a tocar en una fiesta de un
primo. Chullo estaba sentado conmigo.
-Hay un huayno que tiene el mismo nombre “Flor de
retama”.
¿Cómo es?
Chullo saco su quena y empezó a tocar la melodía.
-Es muy bonita, ¿tiene letra?
-La letra es muy triste, te va a hacer llorar.
-Vamos Chullo, ¡cuenta!
-La escribió un profesor en homenaje por la muerte de
sus estudiantes por los militares.
-¿Por qué los mataron?
-Porque el gobierno no quería que la educación sea
gratuita. Eso paso el 69, en Huanta. Los padres de familia y los estudiantes
salieron a protestar y los soldados les dispararon
-¿La cantaremos un día?
-Es peligroso, nos podrían acusar de comunistas,
terroristas, senderistas, … ¡de lo que sea!
Ricardo Dolorier. Autor
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