La forma más sublime de expresar la riqueza espiritual o anímica del ser humano es sirviéndose del reflejo del yo interior en la descripción de mundo exterior. La belleza de la naturaleza es el reflejo de nuestro interior, está allí dentro, aunque muchas veces lo ignoramos o no lo sabemos.
Es un
mensaje diáfano y transparente, pero más allá de las palabras es tremendamente
elusiva. Porque la contemplación es el peldaño hacia el Señor, Dios, Altísimo, Creador, Espíritu absoluto, Conciencia
universal, Ser supremo …
Bello
ResponderBorrarPlenamente cierto.
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