La canción emblemática
de los sesenta y principios de los setenta “El extraño del pelo largo”,
compuesta e interpretada por La joven guardia, el grupo de rock argentino que
nos es, o no es tan valorado como debería ser. Muchos motivos habrán pero uno sería
el más evidente: el desconocimiento. Otro seria la arrogancia, el creer que
solo la música de su generación es la buena lo que también es otra ignorancia. La
joven guardia era un grupo súper bueno. Solo basta escuchar una sola canción
para apreciar la letra, simple, natural pero con mucho significado, la música con
melodías extrañas pero bellas y armonías simples y también complejas, si era
necesario.
Pero la canción
“El extraño del pelo largo” era un himno de nuestra generación que traducía la rebeldía
de la época, el descontento con el sistema, con el mundo cínico del adulto. Los
jóvenes intuían a donde se les querían arrinconar y que camino se le querían hacer
transitar, el de la producción en masa, del consumo irracional de mercaderías,
de la aceptación de valores desvalorizados de la patria, del gobierno y del
estado con sus símbolos cosificados de la bandera, de la cruz y la familia. ¿Era
bueno matar y matarse por un pedazo de tela y de tierra? ¿Y el tener que ser
alguien y progresar sabes a quien todo esto siempre llega beneficiar? Solo para
que llegues a entender, en esa época si querías entrar a trabajar en alguna
empresa tenías que estar casado, que era, según el sistema, signo de ser maduro
y responsable. Fíjate que ahora el estar casado ya no significa eso y no te
contratan si lo estas. No es porque quieren gente irresponsable sino soltera
para poder pagarles menos.
Por eso los jóvenes
se dejaban el pelo largo, se usaba los “jeans” y los polos aun para trabajar. Y
el rock rompía la pomposidad de la cuadriculada música de los mayores. Los jóvenes
pensaban que con la voluntad el mundo se podía cambiar y que haciendo el símbolo
de la paz con los dedos las guerras se iban a parar. Se equivocaron, el sistema
solo tuvo que esperar al tiempo para vencerlos. El cambio y la revolución es
tarea de jóvenes que no reparan en dar vida y sangre por sus sueños. Pasada la
primavera y el verano, el otoño y el invierno del sistema los congela y los
engulle.
Aun así fue
una bella, romántica e inocente época. Su espíritu se haya guardado en el fondo
del corazón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario