-Yo
no veo porque tienen que burlarse de “Tukucha” –comento Kanchari
-Son
esos pituquitos blanquiñosos del grupo “Jueves”. Se pusieron a reír cuando salió
Tukucha a cantar -dijo Chullo
-Déjalos
Chullo hasta que revienten de risa- le recomendó
Chara.
-Más
risa me dan ellos cuando bailan. ¿Te das cuenta como las mujeres bailaron el
Huaylash? Movían los hombros como si fuera salsa. ¡Nunca ves que las paisanas
bailan así el huayno!
-Chullo,
solo mira quienes lo están bailando – Le
recalcó Chara
-¿Y
viste como se levantaban la pollera? ¡Así no es!
-Ya
sé Chullo, solo tienen que recogerla pero dales un mérito. Al menos están
practicando folklore.
-¡Manan!
Nomás dejas que lo cambien un poquito y después lo cambian otro poco más y
después ya no vas a saber lo que bailan. Así ha pasado con todo.
-No
Chullo. Ellos van aprender de los que saben, de nosotros, cuando vean y
aprendan lo que es lo legitimo. Por ello hay que dejarlos que se acerquen al
folklore.
-¡Manan!
Eso es ingenuo. Mira el Valicha. Antes la pollera caía hasta los tobillos.
Ahora está bien encima de la rodilla. Y así lo bailan en el mismo Cuzco. ¡Así
no es!
-Pero
Chullo, ese es un detalle.
-Pero
tantos lo van cambiando todo. Y ya no nos vamos a reconocer.
-Chara,
Chullo tiene algo de verdad – dijo Kanchari - Hay un dicho que dice que el gran
cambio es la suma de los pequeños cambios. Y así se ha dejado que cambios que podrías
calificar como minúsculos se hagan en muchas cosas de nuestra cultura y cuando
nos damos cuenta que eso es algo perjudicial, ya no se puede volver atrás.
-¿Te
acuerdas de Meza, Chara? Él me dijo lo mismo que tú me dices ahora, que hay que
aceptar los cambios, porque es histórico y que nuestra cultura no se pierde
porque es “plástica”. ¿Plástica? El plástico se derrite con el fuego, se funde
como cera. ¡Manan! nuestra raza no es de plástico, ¡es de acero!
-Chullo,
lo que significa es que la cultura se adapta con los cambios que pasan y así
sobrevive.
-
No estoy seguro de eso, Chara. Los cambios que pasan ¿tienen que pasar? ¿Son
necesarios? – opinó Kanchari.
-Los
cambios se dan, aunque no queramos – le contestó Chara
-Eso
es lo que discuto. Según tú, los cambios se dan aun en contra de nuestra
voluntad. ¿Y qué tal si los cambios no tienen que darse?
-Ahí
si yo no entiendo. No entiendo como no puede haber cambio. ¿Parando el tiempo?
-No
Chara, no parando el tiempo. El tiempo es solo la duración que toma el cambio a
darse o lo que tarda y persiste. EL tiempo no tiene nada que ver.
-¿Pero
si paramos el tiempo ya no se da el cambio?
-Es
cierto Chara pero no podemos parar el tiempo
-Entonces
no podemos parar el cambio.
-Yo
creo que si podemos parar el cambio
-Pero
tú has dicho que no podemos hacerlo
-No,
lo que he dicho es que no podemos parar el tiempo. El cambio no es algo que
sucede necesariamente. El cambio no es como los días que vienen uno detrás de
otro. Sabemos que si hoy es lunes mañana es martes. Pensamos que el cambio es como una ley y eso nos confunde.
-No
es como una ley, es una ley
-Yo
creo que no es una ley. Yo creo que no hay el cambio, sino cambios
-Los
cambios significan que hay cambio.
-Si
pero no debemos de pensar que el “cambio” es algo independiente, como si
existiera fuera de la realidad, como un ser, una ley o un dios. El cambio no
existe, existe cambios y esos cambios lo hacen la gente. Por ejemplo, Chara, tú
nunca has visto “el cambio”, no has visto donde se produce y se manifiesta un o
el cambio. Esa es la forma como Occidente y la sociedad occidentalizada crea “ídolos” como los tótems antiguos que la
gente aceptaba como existentes. Ya no más rendimos culto a los ídolos de barro
y piedra, sino al Progreso, el Cambio, a lo Moderno. Por allí va la explicación
de lo del cambio. Para de una vez entenderla debemos de pensar que es lo que
cambia y porque cambia. La idea de un cambio permanente e inagotable es un
requisito de la vigencia de la civilización occidental. Sin la aceptación de
esta idea del cambio, la dinámica del mundo moderno se resquebrajaría.
-Yo
aún creo que todo cambia
-Yo
creo que es una ilusión pensar que todo cambia, creo que el sistema de vida actual
nos empuja a cambiar aunque no lo queramos. Y a pesar que casi todo cambia hay
algo que no cambia…
De
pronto irrumpió Chullo, que se había mantenido callado, al margen de la
conversación, con la embocadura de su quena en la boca.
-Chara,
¿tú te cambiarias de sexo?
-¿Qué?
Oye Chullo, tú estás loco, ¿no? –Chara se turbó con la pregunta
-Solo
te pregunto Chara, responde.
-Pero
Chullo, ¡claro que no! –respondió Chara con un tono de medio enojado
-¿Porque
no te cambiarias de sexo?
-Porque
no quiero, porque no me da la gana.
-¿No
te convendría ser mujer?
-Este
Chullo. ¿Para qué? Estoy contento siendo “hombrecito” Chullo –Y Chara sonrió
-¿No
te gustaría probar –volvió a la carga Chullo
-¡No
Chullo! No ganaría nada, seria por gusto.
-Te
podría ir mejor Chara.
-Yo
estoy contento como soy. ¿Qué pasa Chullo, tratas de convencerme?
-No
Chara –Se entremetió Kanchari- Lo que trata de hacerte ver Chullo es que ¿para
que uno va a cambiar? si está bien como es, que no le beneficia en nada ser
otro…u otra. Lo mismo pasa con nuestra cultura, no necesita cambiar, no
fundamentalmente, por más que digan que es necesario y es conveniente. Por eso decía
que parece que todo cambia, pero no es verdad, hay algo que permanece y que
debe de permanecer para poder ser nosotros, los mismos.
-¡Este
Chullo! Ya te entendí Chullo y es verdad, hay algo que no cambia ni debe de
cambiar.
-A
propósito, ¿han escuchado la canción de Mercedes Sosa “Todo cambia”?
Y
Kanchari comenzó a cantar:
Cambia
lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Pero no cambia mi amor
Por más lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi tierra y de mi gente
Y lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana.
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Pero no cambia mi amor
Por más lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi tierra y de mi gente
Y lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana.
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