Un estudiante que asistía a las clases de filosofía en la Facultad
de Letras, en San marcos, y en las
borracheras, era Raúl. Raúl era de la provincia de Yauyos, de la sierra de Cañete.
Parecía un poco parco en la clase de Sixto Garcia y como una tumba en la clase
de Russo. Su mente era una maquinaria eficiente pero pesada, que demoraba en
procesar los datos y las informaciones. Pero luego de tabularla en integrarla
en su sistema, era una aplanadora que deseaba nivelar todas las ideas diferentes
y discrepantes. Pero habia algo que no masticaba ni digería sino que lo tragaba
entero, era el materialismo. Era una succionadora en la clase de Materialismo
dialectico, Marxismo, De Kant a Hegel, Axiología, etc. Al revés, los demás conservábamos
nuestra independencia ideológica y lo demostrábamos no llevando los libros
rojos, que era una moda entre casi todos los estudiantes para manifestar su
actitud progresista y no ser acusados de pequeño burgués. Esos libros eran fácil
de adquirí pues tenía un precio “huevo”. Claro que en la contratapa aparecía la
editorial, Academia de Ciencias de la URSS.
Solíamos tener discusiones en los pequeños cafés que se habían
levantado a lo largo de las veredas que comunicaban las diferentes facultades
de la universidad. En esos precarios ambientes de cartón y triplay, de sillas
cojas y bancas y mesas oscurecidas por el uso despiadado, conversábamos de la
mano de un café ralo de veinte centavos.
Y no discutíamos de las clases, ni de la ciencia, ni la filosofía,
sino de la realidad del país. Ormeño, un líder en ciernes, con los codos en la
mesa y sus dos manos sosteniendo su cabeza ciclópea, carraspeando un poco antes
de hablar, lideraba la discusión.
-Compañeros, debemos de liderar el movimiento popular de cara a
enfrentar al gobierno dictatorial de turno y reivindicar la lucha por la
democracia popular.
Lucho solo escuchaba. Solo el Charapa se animaba a responder.
-Es cierto compañero, debemos de coadyuvar con las luchas
populares. Pero la lucha es desigual porque el gobierno pone en juego todo su
aparato represivo.
-Por eso compañeros debemos de formar un frente común, debemos de
impulsar a que el FER lidere las luchas populares.
-Pero compañero –argumento el Charapa- los dirigentes más pierden
el tiempo tratando de copar la dirección del FER entre patria roja y el PCR.
-Compañero, el movimiento popular tiene que ser correctamente
liderado – Argumentó Ormeño.
En un momento mire afuera, y bajo el cielo gris y nublado, por las
veredas del campo universitario, se deslizaban unos chinos, altos y desgarbados,
con una expresión de tener una risa congelada en su rostro y todos vistiendo un
traje plomo color grisáceo con cuello Nehru.
-Pero los compañeros de Patria Roja son bien dogmáticos igual que
los del PCR, con ellos no hay discusión, quieren que el pueblo siga al pie de la
letra el Manifiesto Comunista –Comento Lucho.
-Pero tampoco podemos aceptar propuestas reformistas como de los
UEs-dijo el Charapa
-Compañeros, la lucha se da en todos los frentes y desde aquí
debemos de presionar a las autoridades para que acepten las demandas
estudiantiles – Ormeño.
-Compañeros –saltó Raul – no podemos quedarnos en prácticas reivindicacioncitas
como UI, que lo que consigue es reforzar el sistema. Debemos de ejercer la
violencia revolucionaria como única vía para solucionar los problemas del país,
con la toma del poder.
Ormeño carraspeó más fuerte y haciendo gestos y conteniéndose habló.
-Compañero, ese es el gran dilema que tiene la izquierda en su
conjunto y que la ha perseguido desde tiempo, el saber y decidir si estamos
listos para una insurgencia armada. Nosotros creemos que estamos en camino,
pero que debemos de sumar fuerzas y ganar espacio e incluir más sectores a
nuestro movimiento, como el campesinado e incluso al ejército.
Lucho y yo escuchábamos pensativos. Oímos que Ormeño hablaba de
grupos, Bandera roja, Puka llacta o siglas. No sabíamos que predicaban esos
grupos o quienes eran sus representantes, solo teníamos la idea de quien estaba
en contra de quien, y quien luchaba para tomar el control del movimiento
estudiantil. La mayoría de nosotros simpatizaba con el FER, ¿porque? Eran más
amistosos, más abiertos, estaban más visibles y era el grupo más popular.
Luchaban por mantener el precio del menú del comedor universitario, por la instalación
de uno en la ciudad, luchaban porque se incrementaran los ómnibus, por las
matriculas, etc.
Pero una dia, Choque líder del centro federado de letras no llevó
a las inmediaciones de la ciudad, donde las autoridades de la universidad habían
cavado una zanja para levantar un cerco perimétrico, “cerco cuartelario” le decía
Choque. Allí, frente a los convocados amenazó que “cerco que fuera levantado,
cerco que sería destruido”.
El tiempo pasó y en menos de un año, el cerco cuartelario fue
completado. En los estudiantes cundió una desazón existencial.
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