Estaba
cómodamente sentado en una silla, en la sala donde se llevaba a cabo una
reunión familiar. Seria las cinco o seis de la tarde, algunas personas se
ponían a bailar. Luego, la música paró y noté que se acercó Katty, la hijita de
Mabel. La niña traía de una mano su mama. De pronto, de una manera imprevista
Katty me coge de una mano y con su insistencia infantil me hace que me pare. Me
arrastra suavemente al centro de la habitación. Miré con atención a mi
alrededor y percibí lo embarazoso de la situación. Katty me tenía de una mano,
con la otra cogía la mano de Mabel. Entre los dos, Katty se balanceaba, nos
miraba y se reía. Cuando levanté la vista, frente a nosotros estaba la mirada
condescendiente de su esposo, entre serio, extrañado, confundido o
entristecido. No atiné a nada pues hacer algo podría inferir cosas
desagradables. Me sentí incomodo, no sabía qué hacer, si soltarme de la mano de
Katy y sentarme o reírme del momento y seguirle el juego a la niña. Sin
embargo, más me preocupaba que podrían pensar el esposo o las demás personas.
No
recuerdo bien como termino ese episodio. Ya pasó mucho tiempo, pero aún me
pregunto por qué actuó así Katty. Pienso que podría ser que la niña se sintiera
cómoda y feliz no solo junto a su madre sino también alrededor mío. Lo extraño
es que yo había visto a Katty cinco veces en sus seis años de vida, casi una vez
cada año. No tendría ella la familiaridad necesaria para que sintiera tanta
felicidad a lado mío, cosa que no había demostrado nunca antes. Otro
pensamiento que cruzó mi cabeza es que Katty habría sentido una simpatía
especial por mí que la empujo a compartir esa emoción con su mama; pero igual,
no había pasado algún tiempo especial con Katty para que me haya elegido. La
idea más descabellada que tuve es que Katty habría identificado un sentimiento
especial de Mabel hacia mí y que para complacerla me invito a celebrar ese
momento.
Dicen
que cuando las almas encarnan en un nuevo cuerpo lo hacen olvidando sus vidas
pasadas. Ese olvido sagrado se cierra y se completa alrededor de los seis años
más o menos. Unos olvidan todo al poco tiempo de nacer, otros después de
algunos años después, unos cuantos después de los seis y solo muy pocos logran
retener su antigua vida y otras más. Estos últimos pueden recordar donde
vivieron, quienes eran sus padres y hermanos y hasta como fallecieron. Algunos
investigadores de estas materias pueden ayudar a retrotraer ciertos recuerdos
de vidas pasadas a través de ciertas prácticas.
Entonces,
pienso que Katty a sus seis años guardaba recuerdos de una existencia que
compartimos en alguna vida anterior y quiso celebrarlo de esa única y ultima
manera, antes de que Mabel se fuera.
En aquel momento
Katty pudo leer mi corazón y el de Mabel y sintió que deberíamos estar juntos,
enlazados. Katty seria el pequeño angelito que describe James Blunt en su
canción “You’re beautiful”, (tú eres hermosa): There must be an angel with a
smile on her face when she thought up that I should be with you …, (debe de
haber un ángel con una sonrisa en su rostro que pensó que yo debería estar
contigo …)
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