viernes, 21 de febrero de 2025

¡Guíame Mabel! - LXX


No sé porque presentía que ayer te iba ver. Era como si al voltear mi rostro en la dirección adecuada mis ojos te hallarían.

Caminaba al mediodía por una calle atestada de gente. Súbitamente me inundó la emoción de percibir que estabas aquí, que no te habías ido, que todo no fue más que una confusión del tiempo, que habíamos retomado el tiempo correcto. Y giraba mi cabeza con bruscos movimientos buscándote. No podía perderme la oportunidad de verte una vez más, visitando la tierra, el mundo, esta constelación, el universo, esta dimensión. Sé que este hecho iría en contra de la ley de la entropía, que rige el tiempo, pero de la materia. Pero tú no eres materia, además porque yo solo conocía una ley, que el espíritu gobierna la materia.

Pero no te vi, …no te vi. Estuve cerca, muy cerca tal vez. ¡Dios mío! muy cerca.

Lo que no sabia es que no te iba ver, no con los ojos, porque el espíritu no ve, siente y sentir es ver. Y yo te estaba sintiendo a mi alrededor, y estaba ciego y aunque tenía ojos, jamás te iba ver. Solo necesitaba aquietar mi alma y adherirme plácidamente a tu presencia.


 

domingo, 16 de febrero de 2025

AMORCITO vals estilo LOS KIPUS


La ópera de los pobres

-¿Qué es eso de la sinfonía de los pobres?

-No Chullo, ópera. Es solo un triste comentario de un crítico extranjero sobre la obra de José María Arguedas por poner huaynos y canciones quechuas en sus novelas y cuentos.

-¿Tanto te agria la vida, hermanito?

-Me molesta la falta de comprensión, la carencia de sensibilidad y la desvaloración y desprecio de la cultura popular. ¡Opera de los pobres! Como si lo valioso debe de venir y sentirse de los poderosos.

-¡Que nos importa que nos digan brutos o analfabetos si ni nos enteramos, ni nos importa!.

-Es cierto Chullo, nunca nos ha importado.  Pero el problema es que luego se usa todos esos comentarios para menospreciar nuestra cultura. Porque si así habla un extranjero de nuestra música, tanto peor lo hacen los propios peruanos. ¿Y sabes cuál es lo peor?

-¿Cuál?

-Que no reconozcan el valor estético de nuestra propia música. Y no digo solo nuestra música serrana sino hasta la criolla.

-Sí, nuestros huaynos salen de las fibras con las que están hecho el corazón.

-Fíjate que ayer escuché un vals, no sé cómo se llama pero si sé que lo cantan “Los Quipus”. Es más o menos así:

                        Amorcito, tengo una pena

Que me acongoja de tal manera que me lacera.

Amorcito, te quiero tanto

Que de verte, siento la muerte en el corazón.

 

Pienso durante el día en ti, de noche no se dormir

creo que moriría chiquilla mía, sin tu querer

y sólo con la idea de que me has olvidado

besando tu retrato sobre la almohada me echo a llorar

 

La letra es bien sentida pero la música empieza con un original punteo de guitarra que hace literalmente gemir a las cuerdas. Esencialmente la introducción de Paco Maceda cuenta, narra la pena de amor con la melodia. Podemos reconocer en sus tonos medios a bajos la exposición de los sentimientos del amante. Luego en tonos mas altos de la escala melódica  refiere un desenlace triste, la exposición de la tristeza por un deseo no alcanzado. En la repetición de esta tristeza se eleva la melodía tan alto que simboliza claramente el llanto. Como una yunta y compadre a la vez, fraternalmente en el dolor, la letra acompaña a la música.

-Yo también la escuchado. Y me parece pero en la segunda parte suena algo andino, ¿no?

-¡Claro Chullo! La lirica tiene mucho de andino. Para los andinos, todo tiene vida, todo siente, las plantas, los animales, los cerros, los ríos. Así también el corazón. Por eso es que la letra dice “que de no verte, siento la muerte en el corazón”. Es de cierta forma frase musical de tinte serrano. La música posee un neto matiz norteño aunque con unos rasgos andinos como en el mismo final de la canción, cuando dicen “amorcitoooo”.

-¿Qué peruano no puede sentirse movido por esa música?

-Dirás ¿qué peruano nacido y criado en los valles costeños o serranos amamantado con la ubre de nuestra idiosincrasia y creencias culturales no pueda ser conmovido con la propia parte de su ser?

-¡Imposible! ¡Imposible!

-¿Sabes que me parece irritante?

-¿Qué?

-No tiene nada que ver. Es el sonido del piano. Ya sé que es considerado el instrumento musical completo pero no me agrada el sonido que produce. Es un sonido pomposo. Los bajos suenan como pasos que retumban en las paredes de una iglesia colonial, resuenan pero breve. Ni el “sustain” le ayuda.

-¿Y los agudos?

-Suena como si martillos golpearan en las mayólicas del baño. ¿No te parece a ti?

-Bueno, no me gusta mucho tampoco. ¿Y cómo llego a ser tan importante y representativo?

-Como casi con todo lo que vivimos, viene establecido así desde antes de que hayamos nacido. Así reina en los conciertos, en las orquestas, en los arreglos musicales. Cuando alguien me preguntaba que como sonaba lo que tocaban en el piano, les decía por complacerlos “estupendo”, excelente”. Pero lo que más me gusta es el sonido de los sicuris. Su sonido ululante y graves de los tuyus,  como el viento que sopla en la meseta del altiplano o el de las chulis que cantan como pájaros, me transportan a otro tiempo, a otro espacio donde me siento milenario, inmortal como las piedras del Sacsayhuaman.

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martes, 11 de febrero de 2025

Cerca de las Estrellas - Los Pekeniques


«Cerca de las Estrellas» es la mejor canción de la fecunda historia de “Los Pekenikes” (1968). Con leves ecos de la psicodelia que empapaba la música popular de entonces, es uno de los monumentos del pop español de todos los tiempos. Sonaba fresca, novedosa, misteriosa… nada que envidiar de cualquier producción internacional de aquella época. Impregnada toda ella del furor por la naciente carrera espacial de finales de los sesenta.

Cuenta con un continuo cambio de ritmo, con la entrada constante de nuevos instrumentos, que alternan su protagonismo en la canción, con una poderosísima sección de metales, un punteo exquisito de la guitarra solista a cargo del casi recién llegado Tony Obrador (considerado el mejor guitarrista español de los sesenta), y la novedad de una pequeña parte cantada por el batería Félix Arribas.

Resumiendo: un pop preciosista y barroco que se encuentra con la psicodelia, con leves retazos progresivos. Un tema que debería encabezar cualquier lista de lo mejor del pop español.

https://bibliotecas.unileon.es/partitULE/2018/07/20/los-pekenikes-cerca-de-las-estrellas-50o-aniversario/



Pero antes de ningún ritmo, la canción comienza de forma totalmente mágica, con un hipnótico arpegio de guitarra y solo octavado de Tony Obrador, recién llegado por aquel entonces a la banda para sustituir a Lucas Sáinz, que acababa de ser llamado a filas (ese problema endémico del pop español de los 60 hasta los 80). Y durante el arpegio, a modo de puntuación métrica sonora, una nota que se repite a cada compás, mecánicamente, casi como un pulso electrónico. Félix Arribas nos confirma que es un armónico de guitarra (!) tocado repetidamente… “como el sonido del sónar de un submarino”. Durante años me he preguntado si habría alguna relación con esa otra nota de guitarra repetitiva, la de ‘Contact’ de Serge Gainsbourg para Brigitte Bardot, grabada el mismo año, también de temática espacial y con experimentos sonoros de alguna manera similares, pero parece que fue más bien una típica coincidencia, algo que flotaba en el aire en la época y ambas producciones recogieron. Félix nos confirma que por su parte no hubo ningún tipo de inspiración. 

Cuando el solo concluye su melodía, le responde una sensacional sección de vientos sobre la que Arribas nos da un dato fascinante: el arreglo no lo hizo Waldo de los Ríos, que no participó en esta canción en particular, sino el propio grupo, en concreto del recién llegado Tony Obrador, a quien se le ocurrió esa sensacional respuesta melódica con los metales. Tras esa intro atmosférica, totalmente fabulosa, entra al fin la voz de Félix cantando suave, distinto, con un estilo muy inusual para la época, revistiendo ese “buscaré otro mundo lejos del sol / en las estrellas” de un algo hipnótico y muy delicado.

Los elementos de rock ácido se suceden: llega el primer solo con espectacular fuzz, y después de la siguiente parte vocal, un interesantísimo puente de arpegios y voces confundidos en una bruma lisérgica, emborronados con un sonido de drone, tan característico de la psicodelia de influencia india implantada por los Beatles, que a falta de otros medios se grabó con una armónica.

Los últimos compases de ‘Cercas de las Estrellas’ los cierra otro increíble solo de guitarra con fuzz, del brillante Tony Obrador, un elemento solista cuya furia contrasta con las delicadas partes vocales antes mencionadas. Como anécdota, Félix recuerda cómo se decidió que él la cantase: “Es cojonudo, porque la canción la llevamos preparada al estudio pero no se había decidido quién la cantaría. En los ensayos yo la cantaba para mí… porque yo con mi anterior grupo los Silver’s ya cantaba. El caso es que Trabucchelli montó una especie de casting para que cada un cantáramos unos pocos versos, Alfonso, Ignacio, Tony… después de pasar todos dijo ‘me quedo con Félix’”.

El disco se lanzó en 1968 con gran éxito, envuelto en una bonita portada que muestra una cápsula del Proyecto Gemini, una foto que para poder ser utilizada, nos comenta Arribas, “Hispavox tuvo que pedir permiso a la NASA, y todo”.

https://jenesaispop.com/2021/06/22/414745/un-ano-antes-de-space-oddity-los-pekenikes-crearon-su-obra-maestra-psicodelico-espacial/