Ritz
- Doctora, el
ideal...
-¡El ideal se
acabó!... ¡no existe más!... ¡finito! ¡Terminado!
La frase quedó
inconclusa, el sentimiento contenido y la doctora, con una avalancha de hechos,
trataba de matar los sueños con un matamoscas.
- ¡Nadie puede hablar
fuera de su archivo! ¡El tinglado montado por los socialistas se cayó! fracasó
en Bolivia, Perú y es un remedo en Colombia. ¿Más?, Perdió piso la revolución
cubana después de la caída del muro.
- Pero vendrá...
- ¡Ni esperanzas!...
¡la globalización! El neoliberalismo rampante quemó las raíces de un desarrollo
incipiente... ¡y lo seguirá haciendo! ¡ya no!
Le dolía y no se daba
cuenta. Le era más fácil ordenar a su mente suprimir las esperanzas.
Porque había vivido,
conocido, experimentado y apostado por el cambio, un cambio real, legitimo,
aguardado, esperado. Aún era joven, pero era lo suficientemente madura para
abrazar la desilusión.
- Doctora, a pesar de
las diferencias que......
- ¡Nunca coadyuvarán
sus intereses!
Arrancaba las alas de
las mariposas para que no vuelen porque ella no podía volar.
- La sociedad
paternalista está vigente y se expresa en todos los sentidos y más aún en las
relaciones de pareja. Aún si el hombre y la mujer establecieran un entendimiento
para superar la condición de sus existencias, este mismo entendimiento, por su
raíz y génesis, estaría negado de antemano.
- En un punto...
- ¡Nada! Hombre y
mujer son dos rectas divergentes, que se separan cada día más y que en todo
caso, ¡se unen en el vacío!
Casada dos veces, el
primer marido había sido tan poco cauto y tan machista como inteligente y
culto. Había sido tan liberal y progresista pero que en última instancia,
llevaba latente y escondido, su último reducto machista, listo y preparado a
defender los principios institucionalizados eras ha. A través de su segundo
marido había pactado una tregua con los hombres y establecido una convivencia
pacífica; aunque no faltaban las ocasionales escaramuzas en las fronteras.
Manuel escuchaba una salsa de Willie
Colon y Héctor Lavoe. El trombón de Colon empezaba a soplar, bajaba en cuarta,
subía en quinta y descendía la escala melódica para trepar vertical, una octava
alta... tuuuuuuuu! Y luego, la voz del
cantante de los cantantes... “Y yo te pido un besito, y te toco la manito... ”.
-¿Qué haces
Manuel? preguntó por preguntar
-¡Mira que encontré!
– y Manuel entusiasmado se volteó a enseñarle el disco -¿Qué te sucede?- le
preguntó al notar su rostro abatido.
-¿Te acuerdas de
Consuelo Araujo Noguera, la ex-ministra de Justicia? ¡La mataron!
-¡No!
-¡Sí! ¡uno la mato y
todos se echan la culpa! ; que la guerrilla, que el ejército, que los
paramilitares, que el gobierno..
-¡Qué pena!
-¡No sé dónde va ir a
parar todo!- Frustrada concluyó.
-¿Sabes? ¡olvida todo
eso!, y ven... ¡vamos a bailar!
-¡Estás loco!-Frunció
el ceño ella con aparente enojo.
-¡No! ¡ven!, ¡no te
aflijas!......porque…. ¿la verdad? .... ¡no sé dónde vamos a parar! Pero...
¡esperemos mejores tiempos!, ¡con nuestras velas listas!, para cuando soplen
otra vez buenos vientos.
-¿Y mientras? –
preguntó ella, y la decepción empezó a abandonar su rostro.
Y haciendo un mohín
con la boca, ella se dejo arrastrar de una mano..... “yo te llevo a Panamá, y
te digo así, te voy a llevar a Brasil, después nos vamos a Colombia, bailaremos
la cumbia, de Puerto Rico llevo bomba... ¡Ay mamá!, ¡Qué sabrosa tú estás!, ¡ay
qué rica mamita!, ¡ay yo te quiero negrita!”
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