No debió haber
más tiempo de acuerdo a como las cosas se dieron en nuestras vidas. Sabemos que
las líneas de sucesos determinan el destino futuro, como cuando ruedan los
dados en el juego, los números que pintan al final de sus rodadas dan los
números definitivos. ¿El final que se obtuvo fue el inevitable resultado?
Podríamos haber
prolongado el secretismo de los sentimientos escondidos, indefinidamente,
queriéndonos secretamente, calladamente, compartiendo un sentimiento entre los
dos nunca dicho, ni demostrado, ni confirmado. Y así, vivir ocultando ese
sentimiento por años y décadas hasta que la vida se fuera de nuestros cuerpos.
Esa hubiera sido tomar una actitud gnóstica, ascética, muy mística y loable.
Pero el destino forzó el desenlace. Pero, ¿estuvo en mí el iniciarlo y en ti el
concluirlo?
Ahora tú lo
sabes todo mientras yo vivo en la incertidumbre que lo que pienso no es del
todo cierto.
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